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Mientras caminábamos hacia el apartamento donde se quedaba Shawn, temblaba de nervios. No sé porqué, pero me siento muy nerviosa.

—Aquí es —dijo cuando llegamos a un enorme edificio del centro.

Era precioso. Tenía por lo menos veinte pisos y se veía lujoso.

—¿Es en serio? —dije deteniéndome para admirar el edificio.

Se rió.

—Si, ven. Vamos. Hace frío.

—¿Por qué te quedas aquí? —le pregunté cuando entramos.

—Porque era el único apartamento que me dejaban quedarme por una semana —marcó el botón para llamar el ascensor.

—Ya...

Me miró y rió.

—¿Qué?

—Nada, nada... —aún no se le borraba la sonrisa.

—¿Mañana quieres... quieres ir a ver a un médico?

—¿Cómo?

Llegó el ascensor y las puertas se abrieron.

—Solo si quieres. ¿Quieres que te acompañe a ver cómo está? —dijo mirando mi estómago.
Se refiere al bebé.

Me puse las manos en mi estómago.

—No... no lo sé.

—Bueno.

—¿Tú quieres?

Me miró.

—Me... me gustaría, si...

—Perdóname, Shawn. Pero yo... yo no... aún no puedo.

Al decir eso, las puertas del ascensor se abrieron en el piso dieciséis, donde está el apartamento de Shawn.

Guardó silencio.

Como no dijo nada, salí primero que él del ascensor.

—¿Qué pasa, no dirás nada? —le pregunté cuando buscaba las llaves en sus dos bolsillos delanteros.

Cerró los ojos con fuerza.

—¿Qué quieres que diga? Está bien. Si no quieres... es tu decisión —dijo al instante que abrió la puerta.

Me dejó entrar primero que él y observé de inmediato a mi alrededor.

El apartamento era muy grande para él solo, no tenía muchos muebles. Tenía la cocina. Y donde se supone que es la sala, hay un televisor  con un sofá.

—No... no está muy amueblado... —comentó.

Claro. Solo te quedarás por esta semana.

Lo miré y asintió mirando hacía el piso.

—Bueno... la habitación está ahí.

Se dirigió a una puerta que estaba frente  al sala. Al instante lo seguí.

Entramos a la habitación y lo único que tenía  era un enorme closet, que estaba vacío. La cama de dos plazas que a cada lado tenían un pequeño estante. Y frente a la cama, estaba el televisor que colgaba de la pared.

—Linda —comenté.

Bueno, yo iré a hacer mi cama en el sofá —dijo sacando unas mantas que tenía a un lado del enorme closet.

—¿Por qué? podemos dormir juntos. O ¿te incómoda?

—Claro que no. Pensé que... querías dormir sola.

—Shawn, estoy embarazada de ti. Has estado dentro de mi ¿y te incómoda que durmamos en la misma cama?

Asintió incómodo.

Eso me causaba risa, ya que Shawn está más que nervioso.

—¿Tienes una pijama más? —le pregunté cuando sacó su pijama.

—No. Pero ten la mía —me ofreció su pijama.

Gracias —la acepté.

Al pasarme la pijama me comencé a desvestir frente a él.

Escuché como Shawn tragó saliva.

Cuando me iba a quitar el brasier, Shawn se volteó. Al voltearse se quitó su camisa y pude observar su enorme espalda. Dios mío.
Seguido de eso, me puse el pantalón de la pijama.

—¿Quieres que apague la luz? —dijo cuando me metí a la cama.

—Está bien.

Asintió quitándose su jeans. Quedando solamente en sus bóxers negros.

Ahora fui yo la que tuvo que tragar saliva.

Tiró el jeans al suelo y apagó la luz. Quedamos iluminados solo con la luz de una lámpara que tenía Shawn en el estante que tenía a su lado de la cama.

Shawn se acomodó mirando hacía mí.

Al notarlo, hice lo mismo. Me acomodé para mirarlo a él. Quedamos con nuestras cabezas apoyadas en la almohada mirándonos cara a cara.

Shawn me sonrió.

—¿Qué?

—Eres hermosa —soltó.

No puede ser...

Me reí.

—Pues... gracias.

Apenas le di las gracias, Shawn me estaba besando.

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Sorry //                                                       because i had youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora