Capítulo 11: Confesiones.

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Pasó una semana y el día que tanto esperaba llegó. Me asomé por la ventana y pude ver como un coche llegaba a mi puerta. Bajé corriendo las escaleras, produciendo que perdiese el equilibrio y me cayera al suelo. A pesar del dolor que sentía me levanté y seguí corriendo hacia la puerta, la abrí y me quede quieta, mirando a como la puerta trasera del coche se abría y como una chica morena, un poco más bajita que yo salía de ella.

-¡May!

-¡Gade!

Empezamos a correr la una hacia la otra hasta que nos unimos en un abrazo, un abrazo que llevábamos esperando un mes.

-Como te he echado de menos.

-Y yo a ti.

-Mamá, voy a subir a la habitación de Gadea que hace mucho tiempo que no nos vemos, después voy a casa, ¿vale?

Su madre asintió y las dos cogidas de la mano subimos hasta mi habitación, donde nos pusimos a contar nos todo lo que nos había pasado en aquel mes.

-¿Enserio?

-Sí.

-¡Que te llevo a ver el amanecer!

-Sí, fue increíble. El mejor regalo de perdón de toda mi vida.

-Normal. Y con Dani... Con Dani qué.

-Nada tía, nada.- Dije resoplando, quitándome así el pelo de la cara.

-Joder tía.

-Y es que Albi me dijo que todo podía cambiar, incluso mis sentimientos. Y a lo mejor mi hermana lleva razón y lo que me jode es eso, que no pase nada entre nosotros.

May me miró abriendo mucho los ojos, de una forma que no me había mirado nunca.

-¿Estas diciendo lo que pienso, Gade?

-Joder May es que no lo sé. Yo a Jesús lo amo, vale que me decepcionó pero lo perdone y estamos tan bien. Pero...

-Pero qué.

-Que no sé lo que me pasa. Echo de menos los abrazos de Dani, sus besos, su forma de mirarme y su forma de hablar. Echo de menos ver su mirada posada en mí, echo de menos ser la causa de sus sonrisas. Y joder, pienso que si me importa tanto por algo tendrá que ser.

-Puede ser porque sois mejores amigos.

-Lo sé May, lo sé, pero es que yo nunca he sentido esto hacia él, nunca. Nunca he echado tanto de menos a nadie, ni a Jesús. Y me jode May porque yo a quien quiero es a Jesús, lo quiero muchísimo y no quiero hacerle daño. Y ,me pregunto si es que me equivoqué en mi decisión y si...

-Y si realmente de quien estas enamorada es de Dani.

Al oír aquello la miré y rompí en llanto. No lloraba de pena, ni de dolor, si no de rabia. No me quería enamorar de Dani, estaba muy bien queriendo a Jesús, y tampoco quería hacerle daño.

-Pero no llores Gade.

-Es que no puedo May, no puedo.

-Creo que deberías hablar con Dani.

-¿Con Dani?

-Sí. Preguntale lo que le pasa. A lo mejor no es lo que crees y es otra cosa. Y puede que esto que sientes sea por la presión de pensar...

-De pensar que me quiere.

-Exacto. Pídele explicaciones Gadea, acláralo todo. Y tras hablar con él, depende de lo que sientas harás una cosa u otra.

-Tienes razón-dije suspirando mientras me secaba las lágrimas- mañana mismo hablaré con él.

-Verás como todo sale bien- dijo dándome un abrazo- Por cierto, he llegado justo para tu decimoquinto cumpleaños, solo te faltan quince días.

-Sí, y te prometo que el mejor regalo que voy a tener es tenerte aquí conmigo.

-Bueno mi niña, que tal si vamos a dar una vuelta, me enseñas el pueblo, t me acompañas a tu casa.

-Me parece bien.

Y las dos salimos de la habitación, sin saber que en la ventana de enfrente, un chico había escuchado toda nuestra conversación.

Recuerdos de un pasado (Gemeliers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora