Una Sola Mirada.

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Me encontraba en la cafetería de la calle de enfrente de casa como todos los días. Miré el reloj.
-Pf. Aún son las 6.00 p.m...
Volteé la hoja y bebí un poco de mi batido mientras miraba aquel libro sin poder concentrarme por culpa de mis pensamientos, cuando mi móvil vibró. Al encender la pantalla vi que tenía un mensaje de mamá.
            "El vuelo se ha cancelado. No
       hay más vuelos hasta dentro de unas
           semanas. Lo siento mi princesa
       tailandesa. Ya nos veremos. Te quiero"
-Genial.
Cerré el libro y dejé el dinero sobre la mesa, agarré el móvil y salí de la cafetería camino a casa. Al cruzar la esquina alguien se chocó conmigo haciendo caer mi libro al suelo y nos arrodillamos a la vez para cogerlo.
-Lo siento mucho, de verdad déjame cogértelo, soy tan despistada...
-No te preocupes, si no ha sido nada... -al levantar la mirada, me crucé con aquellos ojos que... Que me hicieron olvidarme completamente de todo lo que acababa de pasar.
-Aquí tienes. -Me entregó el libro con una hermosa sonrisa marcada por aquellos dientes tan bonitos.
-Soy Lisa. - Estaba tan nerviosa que no sabía qué otra cosa decir. - Muchas gracias...
-No hay de qué. - Se levantó agarrando el libro a la vez que yo haciendo así que yo me levantase.- Yo soy Jennie. Jennie Kim. ¿Te apetece tomar algo?
Justo en ese momento recordé que había quedado con mi mejor amiga Rosé en su casa a las 7.30 y aún no tenía nada preparado.
-Lo siento, tengo un poco de prisa y he de irme.
-En ese caso, cuando estés libre, llámame. - Se recolocó el pelo y sacó un bolígrafo negro de su abrigo, me escribió su número en el antebrazo y me lanzó una última sonrisa. - Esperaré un mensaje.
Se volteó y se marchó dejando su olor en aquel lugar. Un olor que cada vez que cerraba los ojos desde aquel día, se me venía a la cabeza como si ella estuviese allí.
                      (EN CASA DE ROSÉ)
Con el ruido de la película de fondo y la cabeza de Rosé sobre mis muslos, lo único que pasaba por mi cabeza era aquella mirada. "Jennie Kim". Su nombre resonaba cada dos por tres en mi mente mientras miraba el número escrito en mi antebrazo.
-¿Estás bien? ¿Qué tienes ahí? - Rosé intentó mirar mi antebrazo. Acto seguido me bajé la manga. - ¿Estás bien, Lisa? ¿Es por el vuelo?
-Supongo. - La miré decaída al recordar que mis padres no podrían venir a verme a Korea porque el vuelo desde Tailandia se había cancelado.
Rosé me abrazó y besó mi frente sin saber que lo que realmente pasaba por mi cabeza era aquella chica.
-¿Quieres quedarte aquí esta noche? Kim Jisoo estará fuera, así que, su cama está libre.
-Está bien. - Acepté entre dientes. Realmente, solo tenía ganas de estar en casa, con Leo.
Cuando fui a la cama, pasé toda la noche dando vueltas en la oscuridad envuelta por las sábanas.
En la mañana, dejé una nota a Rosé y me fui a casa. Una vez allí, me quité las zapatillas, hice palomitas y me senté en el sofá abrazando a Leo con el móvil en la mano.
-¿Qué puede salir mal? - dije a Leo, el cual me respondió con un maullido. Acto seguido, envié un mensaje a Jennie.
            "Quedamos a las cinco en el    café
             de la esquina. ~Lisa🌹~"

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