Mi agridulce casualidad.

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Desperté en el sofá. Las 7:30a.m y parecía que no había dormido en toda la noche. Si mal no recuerdo, a las 11 teníamos una cita con YG para comenzar con las canciones y tal así que decidí ir a la cocina y prepararme algo de desayunar antes de que las demás se levantasen. Preparé un vaso de leche caliente y cogí una tortita que se dejó Jennie la tarde anterior. Tardé como una hora de reloj en desayunar porque cada dos por tres me quedaba embobada mirando a la nada pensando en como arreglar las cosas con Jennie. Si acabábamos de empezar y ya estábamos así... Yo no quería que las cosas fuesen así. Lo que pasó con Rosé no tiene nada que ver con lo que siento por Jennie, ni por asomo. Rosé solo fue un capricho, una aventura. Lo pasé bien, la quise de otra manera durante un tiempo pero sabía que eso no llegaría a ninguna parte. No porque nos llevásemos mal, al revés. Con Jennie era diferente. La primera vez que la mirada de Jennie se cruzó con la mía noté un ardor en el pecho tan grande, un ardor que no quería que acabase. Necesitaba que me mirase, que estuviese conmigo, oírla reír porque madre mía, su risa era tan bonita... El que nunca le haya oído reír se está perdiendo un regalo de los dioses. Jennie es como si el hielo y el fuego se hubiesen unido para siempre, fusionados dentro de ella. Era una chica con carácter que a la vez era capaz de hacer que cayeras de rodillas a sus pies cuando estaba cariñosa. No sé, pero creo que si la vida la puso en mi camino fue por algo, no se te presentan oportunidades así todos los días, una agridulce casualidad. Por eso tenía que solucionarlo cuanto antes, porque nunca se sabe donde estará la mañana siguiente, pero había algo que sí que sabía y era que a la mañana siguiente quería que siguiera a mi lado y lo daría todo por que fuese así.

Bueno, ahora sigamos, después de desayunar y recoger todo un poco entré a darme una ducha calentita mientras las demás aún dormían, o al menos eso creía yo. Para mi sorpresa, al abrir la puerta del baño encontré a Jisoo sentada en la taza del wc haciendo pis.

-Buenos días Lisa, puedes entrar si a mí no me molestas.

-Si insistes. -Entré, me quité la ropa y me metí en la ducha.

-¿Dormiste en el sofá? -Me encogí de hombros un poco decaída mientras le daba al agua. -A mí me costó un poco dormir, esta casa me resulta un poco extraña aún. -Yo seguía en silencio con los ojos cerrados mientras el agua caía sobre mi cabeza mientras Jisoo no paraba de hablar.

-Discutí con Jennie anoche. -Comenté aún con los ojos cerrados bajo el chorro de la ducha.

-¿Por qué?

-Rosé. -Su cara de disgusto me hizo sentir fatal y las ganas de llorar que llevaba aguantando desde esa noche se convirtieron en un llanto como el de una niña pequeña a la que le quitan una piruleta que le acaban de dar. -Me dijo que no le hablase hasta que me olvidase de ella, pero esque eso lo hice hace ya mucho tiempo y no me cree.

La reacción de Jisoo al verme así fue cerrar el grifo y meterse en la ducha abrazándome sin importarle lo mojada que estuviese.

-Tranquilízate, -nos sentamos en el suelo de la ducha y me lió una toalla acurrucándome entre sus brazos- cuéntamelo todo.

-Pues Rosé chocó conmigo en la cocina y me manchó la camiseta me la quité para limpiarla y justo entró. Después resbaló y cayó sobre mí y para colmo, como tenía miedo le dije que podía dormir conmigo y Jennie entró en la habitación y eso fue lo que la hizo explotar. Siento que estoy jugando con fuego Jisoo, y me estoy quemando a un ritmo imparble. -De nuevo rompí en llanto y ella me abrazó muy fuerte acariciándome el pelo.

Yo era la más pequeña de las cuatro, por lo que Jisoo desde que llegué aquí siempre fue como una mamá conmigo. Una vez que me tranquilicé salimos del baño y fuimos a su habitación. Me tumbé en su cama mientras se cambiaba y cuando terminó se sentó a mi lado.

-Lo arreglaremos como sea, te lo prometo.

-Gracias.

-Ahora mueve ese culo que tenemos reunión. -Me dio con la almohada en la cara y reímos al unísono.

Fui a mi habitación me tumbé encima de Rosé y le hice cosquillas para despertarla.

-¡Lisa! ¡Para!

-¡Arriba que hay reunión!

-Mierda, me olvidé. No llego, no llego.

Se levantó de un salto y nos pusimos a arreglarnos. Una vez listas, subimos a la furgo. Jennie ni si quiera me miró en todo el camino. Una vez allí, entramos en un edificio grandísimo donde nos estaba esperando el jefe.

-Pasad chicas, sentaos. ¿Qué tal la primera noche en casa?

-Genial, aunque aún no estamos acostumbradas. -Jisoo siempre hablaba por todas, cosa que esa mañana a mí me vino de lujo porque no tenía muchas ganas la verdad.

-A ver, antes de comenzar con canciones vuestras...

Desde luego que fue un poco tostón. Básicamente nos explicó cómo trabajaríamos a partir de ahora y nos dio una fecha para comenzar con nuestro primer disco. Después de dos horas, por fin salimos de allí.

-¿Qué hacemos ahora?

-Yo me voy a casa -dijo Jisoo mirando a Rosé indicándole que se fuese con ella, cosa que hizo.

-Pues si os vais iré a dar un paseo. -Dijo Jennie mirándome a los ojos.

-Voy contigo.

Echamos a andar sin decir nada, solo andábamos observando a nuestro alrededor con unas ganas increíbles de romper aquel silencio que ahogaba todos nuestros pensamientos. Tenía tantas cosas que decirle que se me atrancaban las palabras y no era capaz de formar una sola frase. Llegamos a un banco de madera de un parque y nos sentamos observando cada detalle hasta que le eché dos ovarios y conseguí soltar dos palabras seguidas.

-Lo siento. -Me miró en silencio sin soltar palabra como si esperase que dijese algo más.- Solo fue un malentendido. No hay nada entre nosotras, ahora mismo lo único que pasa por mi cabeza eres tú, nadie más. Sé que no soy fácil, que te hice daño sin darme cuenta pero un error está para rectificar y contigo estoy dispuesta a hacerlo las veces que...

Me besó. Sin pensárselo dos veces me calló con un beso. Fue un beso tan amargo pero a la vez tan dulce, me dejó todo claro con ese beso.

-Te quiero tontaina.

-Te quiero...

Volvió a besarme, fue un beso agridulce, tanto como ella...

Volvió a besarme, fue un beso agridulce, tanto como ella

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