capítulo 5

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Katherine.

Mi cuerpo estaba entumesido, como si hubiera pasado mucho frío y estuviera muy cansada, algo humedo cayo en mi cara haciendo que me despertara muy agitada.

¿Qué carajos?

No estoy en mi apreciada habitación, estoy en el horrible bosque, comencé a buscar mi teléfono pero no lo encontraba, me tape como pude ya que estaba en pijama, uno muy corto.

Dios, sé que no soy una fiel creyente, pero no dejes que me muera y juro que te daré a mi hermano como recompensa.

Comencé a buscar una forma de salir de aquí, estaba muy nerviosa porque no sabía que carajos estaba pasando. Sentí un pequeño pinchazo en mi pie, me había lastimado con una roca.

¿Por qué Dios? Ya me cansé de ser tu mejor guerrera.

Me apoyé en un tronco y miré mi pie, suspire y evité ponerme a llorar, un ruido me quitó de mi sufrimiento y pude ver unos ojos rojos del otro lado del bosque.

Trate de correr, sintiendo la presencia de algo detrás de mí hasta que sentí que algo me jalaba, comencé a patalear, golpear y traté de gritar.

Aquella cosa me giro, mejor dicho, Derek Hale era quien me había interceptado.

Por alguna extraña razón dejé de forcejear, pero un instinto en mi se activó y golpee con mi rodilla su abdomen. Aunque él no pareció inmutarse.

Me hizo una seña de que guardara silencio, me pegó más a su cuerpo y mi corazón latio con fuerza. Puse mi cabeza en su pecho mientras el me sostenía de la cintura.

Nos quedamos en esa posición unos minutos más.

Cuando se apartó de mí, lo empujé enojado.

Katherine:- ¿Qué diablos haces?— le susurre molesta.

Derek:- ¿Así es como agradeces de que te salve la vida?— cuestionó rodando los ojos.— hubiese dejado que seas comida de lobo.

Katherine:- Podrías haber sido menos psicópata, ¿cómo quieres que te agradezca sí me rapta así de la nada?

El mayor gruño en respuesta, mientras me daba una mirada nada disimulada a mi gran atuendo.

Sentía como si su mirada quemara en cada parte que posaba en mi cuerpo, sus ojos quedaron viendo unos segundos mis muslos.

Volvió a mirarme a los ojos y sentía que mis piernas fallaban, era tan... sexy.

¿Qué carajos? ¿Por qué me sentía así?

Él se dio media vuelta, haciendo que frunciera el ceño, comenzó a caminar dejándome ahí.

Katherine:- ¡Espera!— grité, desesperada.—¿qué haces?

Derek:- Me voy a mi casa, adiós.— dijo sin importancia.

Katherine:- ¡¿Y cómo vuelvo a casa?!— hable histérica.

Derek:- ¿Es mi problema? No.— suspiro. — ya hice mi acto benéfico, la próxima vez dejaré que te entierren.

Comencé a seguirlo.

Katherine:- ¡Por favor!— chille.— si me quedo aquí me perderé y tu acto benéfico no serviría de nada.

Derek se detuvo y me dio una mala mirada.

Derek:- Ni siquiera sé tu nombre, eres una desconocida para mí y aparte, no me importas.— hizo énfasis en la última oración.

Sabía que mentía, había algo en su rostro que lo negaba. Me había salvado por algo, solo tengo que descubrir por qué.

La Hermana De Scott MccallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora