Capítulo 22: Solo fue una cena.

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El cambio después de aquella cita en Alanna fue bastante notorio

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El cambio después de aquella cita en Alanna fue bastante notorio. Las sonrisas que siempre traía plasmadas en el rostro hicieron sonreír a más de uno. Sin notarlo comenzó a pensar en William constantemente. Cada vez que sonaba la campana de la entrada de la repostería miraba esperanzada, esperando verlo llegar ahí. Jamás lo admitiría en voz alta, pero suspiraba como una adolescente enamorada cada vez que sus pensamientos la guiaban hasta el joven abogado.

-Me gusta tu nuevo corte de cabello.- Fue lo primero que le dijo Matt cuando la vio.

Era lunes por la tarde cuando Alanna llegó a la repostería. Siempre solía ser muy puntual, pero este día había decidido pedirle a Matt que abriera él solo ya que ella pasaría a la estética para un cambio en su cabello.

Alanna sonrió al cumplido. Su cabello que antes llegaba casi hasta la cintura ahora estaba un poco más abajo de los hombros con unos bonitas ondas naturales de adorno.

-Gracias Matt. A mi me gusta tu chaqueta.- Le respondió señalando la vieja chaqueta de mezclilla que traía con varios parches de bandas de rock en la espalda.- Bien, ya me retrase bastante en este día, así que me pondré a trabajar de inmediato. La señora Carter vendrá por las galletas a la seis. Debemos empezar ya.

-Muy bien.

Gran parte de la tarde Alanna junto con Matt estuvieron bastante ocupados preparando las galletas y atendiendo a algunos clientes que llegaban a comprar postres. La clientela comenzaba a mejorar para felicidad de Alanna.

A las ocho de la noche cerraron después de un agotador día. Matt se despidió de Alanna y caminó al lado contrario del camino de la chica. Todo Nueva York era vibrante siempre. Las luces de los comerciales y los turistas sacándose fotos en cada esquina era algo a lo que ya estaba acostumbrada, pero especialmente hoy había más personas de lo usual.

Sumida en sus pensamientos comenzó a caminar por las calles mientras miraba los aparadores de las tiendas de ropa que estaban a su lado. Deteniéndose en un lugar donde vendían pollo frito compro la cena de esta noche.

Después de salir con la bolsa con el pollo siguió caminando. Todo iba normal hasta que escucho que alguien gritaba su nombre. Girando sobre sus propios pies vio como un enorme hombre al que conocía muy bien se acercaba a ella con una gran sonrisa.

-¡Steve!.- Exclamó con alegría corriendo hacia su encuentro. El hombre la tomó con fuerzas por la cintura mientras giraba sosteniéndola. Alanna grito con diversión mientras golpeaba su duro pecho. A un hombre como él jamás le harían daño sus pequeños golpes. -¿Qué rayos haces aquí?.- Preguntó con asombro.

-Me alegro también de verte, eh.- Alanna rodó los ojos mientras era depositada de nuevo en el piso.- Vacaciones por Nueva York, ya sabes cosas familiares.

Steve vivía en un tranquilo barrio de virginia del Norte con su esposa y su tres preciosos hijos. Alanna conoció a Steve gracias a Owen. Fueron compañeros de misión en bastantes ocasiones. Cuando Owen vivía muchas veces fueron invitados por él a comidas o eventos importantes que realizaba la esposa de Steve (una chica bastante simpática) que hacía una comida deliciosa.

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