Prólogo

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Estaba en el campo sentada en el cesped, recostada en el árbol de mango bajo la sombra, junto a mi padre y a mi madre, hacía un hermoso día, soleado y no estaba tan calor, sentía como la brisa soplaba mi rostro y mis largos cabellos color castaño bastante ondulados deambulaban por el aire. En Oberá Misiones casi siempre teníamos la visita del Señor sol, Bueno ahora estábamos en verano, de vacaciones, cuando llegaba el invierno había Días un poco calurosos y otros fríos, realmente el clima acá es variado, sea en la estación que sea.

Mientras miraba el horizonte,pensaba en que seria el día de mañana, que pasaría mañana, de repente sentí como un mal presentimiento y suspire hondo,en ese momento mi padre me saca de mis pensamientos.

-Hija,estas bien?- Me preguntó preocupado.

- Si pa...está todo bien, solo disfruto del día.- Le dediqué una cálida sonrisa.

- Hay mi amor, no te preocupes tanto, si?...la niña esta disfrutando de sus vacaciones...- le dice mi mama, con una expresión indiferente y al mismo tiempo le dedica una sonrisa amable.

- Esta bien, es que la verdad me preocupa que esté tan callada.- sonrie y sonreímos los tres y el besa a mi madre en los labios.

Verlos a ellos juntos y felices me hacía muy felíz a mi también, ser su hija era lo mejor que pudo haberme pasado, tengo unos padres que se aman y me aman a mi. En unos días antes de empezar las clases tengo que irme a Los Lagos esta situada en la provincia de Neuquén, mis padres dicen que las universidades ahí son muy buenas, es un lugar frio y la verdad que no me agrada mucho que digamos, mi tia Sonia vive ahí y voy a quedarme en su casa, como ella es soltera será un poco mas agradable, además hace un año que no la veo y ya la estoy extrañando.De repente una voz me saca de mis pensamientos, ya me di cuenta de quien podía interrumpir sin compasión.

- Penélope!? ...Levántate!- me llama mi mama mirándome fijamente, cuando habría mis ojos, da un suspiro y prosigue- Voy a preparar la merienda.

- Dale ma... ya voy- le digo con algo de fiaca.

Ella se da la vuelta y se va, me levanto y la sigo hasta la casa a pasos de tortuga. Cuando entro veo a mi papa sentado en el sofá gamuzado color marrón, muy atento mirando un partido de fútbol en la televisión. El aprovecha cuando mi mamá esta ocupada cocinando, o haciendo alguna otra cosa, es que para ella el fútbol no es nada productivo, a mi tampoco me gusta así que prefiero ayudar con los deberes de la casa cuando hay tiempo libre.
Durante la merienda, los tres estamos en silencio, al terminar lavo mi plato, cubiertos, taza que usé y voy a mi dormitorio, me siento en la cama, y me echo para atrás mirando al techo con la mente en blanco, estaba tan aburrida que lo único que hice fue dormirme así como estaba.

Sed, Amor Y Pasión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora