¿Por qué?

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Cuando solte la "bomba" en la cena, se nos quito el apetito a todos, bueno a casi todas, mi hermanito seguía comiendo pero esta vez en el salón mientras veía sus dibujos favoritos, papá pensaba que era lo mejor, ya que él no sabía nada sobre el tema y en parte me alegro que así sea, es una carga muy grande para él.

Después de explicarle lo que llegue a entender de todo lo que me dijo el doctor, ellos decidieron acompañarme a consulta.

Y dejandolos con el miedo de los desconocido y el terror de la palabra, me encerre en la habitación.

Piensa, piensa, piensa....
De repente tocan en mi puerta, al abrir veo a Melany , mi mejor amiga que entra sin decir nada.

  -¿ Qué haces aquí y ha estás horas? - pregunto, cuando no contesta la miro detenidamente y es al ver su cara consternada cuando se el motivo, le dijieron. - ¿Lo sabes, verdad? - sólo asiente y me abraza de repente con tanta fuerza que me cuesta respirar.

  - Me llamaron hace veinte minutos. - dice con los ojos vidriosos.

  - Son las dos de la mañana, como pudieron hacerlo. - digo.

  - Están asustados, te encerrastes en tu habitación. - dice recreminandome por eso.

  - No me encerre sólo necesitaba alejarme y pensar. - digo resignada.

Se me queda mirando como queriendo preguntarme algo pero sin atreverse y se que es. - Estoy bien. - digo más para mi misma.

  - No me mientas, no a mi, conmigo no tienes que hacerte la fuerte. - dice.

  - Sólo.... por qué?.... No paro de pensar el motivo, ¿es un castigo? o tal vez ¿una reprimenda? Se que muchas veces me quejaba de mi vida y ahora se que eran por estupideces.
Yo quiero poder enamorarme, quiero poder caer y levantarme, trabajar, tener hijos, ver a mi hermanito crecer.- de mis ojos no paran de salir lágrimas que durante el día tanto he intentado retener y ahora no hay quien las pare. - Esté es mi destino, ¿es el plan que tiene Dios para mi? - estoy desesperada, no soy dueña de mi cuerpo ni capaz de parar los gritos de dolor. - ¡¡No quiero morir!!

Después de eso no se que pasó, lo último que vi fue a mis padres desesperados entrando a mi cuarto.

Y todo se volvió negro, sumirgiendome en una oscuridad.

De lo que yo no sabía es que esa oscuridad se convirtiria en mi gran aliada.

 

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