Infinito

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-¡DEMENCIAAAA!

Nada era normal en esta mansión, y para él menos, que además de tener que soportar el impredecible carácter de su jefe, también debía lidiar con la crianza de los más jóvenes de la casa. Ahí estaba de nuevo, persiguiendo a la hiperactiva pelirroja que de alguna manera logró infiltrarse en su laboratorio (otra vez). Lo de menos era que Demencia rompiera algo, pero el pensar en que podría hacerse daño, o que  la castigasen a patadas le atemorizaba. No se lo perdonaría nunca.

-¡Te me bajas de ahí ahorita mismo!
-Oblígame prro.

Logró salvarse de las manos de Flug, reptando por las paredes hasta el inalcanzable techo.

-Hija de tu que horror... ¡Si no te bajas ahorita voy a sacar la chancla!

Esas dos últimas palabras atravesaron los tímpanos de Demencia, retumbando en su materia gris como eco y formando a cámara lenta una expresión de angustia en su rostro.

-¡¿QUÉ CARAJOS ESTÁN HACIENDO PAR DE IDIOTAS?!

Si Flug amenazaba con la chancla, Black Hat era capaz de hacer volar cientos de éstas hacia ella, hasta arrancarle la carne de la cara con las suelas. Entonces él comenzó a acercársele.
Impulsado por su instinto protector Flug corrió en su rescate, 5.0.5 llegó también, asustado de lo que pudiese pasarle a su mejor amiga. El miedo recorría la espina dorsal de la chica, que soltó las extrañas sustancias para ocupar sus manos en la protección de su cabeza.
Una ráfaga de extraños vapores inundó los suelos, arrojando al científico de espalda contra uno de los muros, nublando su vista, 5.0.5 caminaba en reversa, gruñendo, chocando contra los estantes metálicos intentando eliminar el ardor en sus ojos. Pero Black Hat yacía en el suelo ahogándose en su propia saliva, en una vorágine de convulsiones hasta perder la conciencia, escuchando por última vez los desesperados gritos de sus empleados, al ritmo de un raro tamboreo proveniente desde sus adentros.
Demencia se arrastró por el cuarto para auxiliar a su amor, al mismo tiempo que Flug aún tambaleándose asistía al oso, para después acercarse también a dónde su superior había colapsado.
Poco a poco su vista volvía a distinguir más allá de manchones de colores, figuras, hasta ver las facciones de sus amigos, además de extraños símbolos ahora grabados en las manos de éstos. Pudo notar como un infinito se desvanecía en la piel de Hat, y sin embargo abrió los ojos.

-¿Estás bien Blacky?

Pero en un rápido movimiento imperceptible para la pupila humana, el amo y señor del mal respondía a su pregunta sujetándole la tráquea, a punto de asfixiarla. Por fortuna 5.0.5 se abalanzó sobre su jefe a tiempo, junto con Flug quien se interpuso entre ellos y la pelirroja, que ya estaba en el piso queriendo aliviar el sofoco de sus pulmones llenándolos de aire de nuevo.

-¡Suéltame maldita abominación!

Al final el oso terminó por soltar al demonio, pero el científico permaneció firme en defender a Demencia, era su hermanita al fin y al cabo. Y así, estirando su brazo le impidió el paso a su líder.

-Flug quítate de en medio.

Era loco, estúpido, insensato, pero no iba a moverse de ahí.

-N-No...

A través de esos gruesos goggles pudo ver como una maquiavélica sonrisa se formaba en la boca de Hat.

-Jefecito...no es culpa de Demencia.

¡Claro que era su culpa! fue ella la que invadió su territorio y se había puesto a correr con los experimentos. Pero prefería morir en las manos de su superior, antes que algo le pasara a su familia.

-Y-Yo estaba...
-¿Con qué estabas experimentando Flug?

Agachó su cabeza, evitaba todo contacto ocular con el contrario, distrayéndose por el número que quién sabe cuando apareció en su mano.

Entre los mundos (Paperhat +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora