Entre los mundos (Paperhat +18)

La reina de la nada

El primero en caer fue Hat. Solía usar sus poderes cuando tenía que hacer alguna entrada impresionante, pero fue esa misma confianza la que provocó que cayera de cara.

"Cierto, me estoy volviendo hombre.".

Pero la cosa no acabó ahí, apenas se había volteado para quedar boca arriba cuando Flug azotó contra él, seguido de Demencia, y para culminar con la cerecita sobre el pastel 5.0.5. Como pudo sacó su brazo para arrastrarse de espalda cual Regan, hasta salir del conjunto de cuerpos. Bill estaba a un lado doblándose de la risa, quizá unos cuántos centímetros más le habrían bastado para partirse.

-Jajaja pareces araña de circo arrastrandote así con tu sombrerito.
-¡Pero si tú también usas sombrero tarado!

De nueva cuenta le amenazó con sus manos, mientras su piel se tornaba roja.

-¡NO ME HAGAS USAR ESTO!
-Ya me callo pues...
-Ayyyy, una ayudita.

Flug se quejaba, por lo que el oso se retiró, ayudando de paso a Demencia a levantarse. El científico por fin pudo respirar, y una mano se posicionó frente. Los otros dos no salían de su asombro.

-Levántate inútil, quiero deshacerme de éste maldito corazón lo más rápido posible.

Luego de aquello, Hat se alejó confundido, caminando a zancadas hacia el castillo para evitar miradas.

-¡¿A ver a ver qué pasó aquí?!
-Shhhh Juanita.

5.0.5 tapó la boca de su compañera, antes de que dijera algo más respecto a lo que acababan de ver. El otro no les prestó atención, en cambio se quedó viendo a donde iba su jefe, él también se sentía extraño por su acción.

-Bueno, vendré cuando hayan terminado aquí, y entonces podrán ir al siguiente mundo.
-¡Esperen! ¿Quién atenderá el negocio mientras no estamos?

Sin embargo cuando Flug volteó esperando una respuesta de Bill, éste ya había desaparecido.

-Cálmate bolsudo, seguro que los Hat bots se ocuparan de todo...o si no tenemos a todas esas almas esclavizadas de satánicos que le llegan cada semana a Blacky.
-Cierto.

"¡¿POR QUÉ HICE ESO?!"

Lo normal hubiera sido que los levantase a gritos, quizá asustarlos con una de sus monstruosas formas y obligarlos a quitarse de encima, tal vez recordarle al científico lo inútil y lento que podía llegar a ser, y presionarlo para buscar las cosas con ese temor que podía infundirle, mientras él se sentaba a disfrutar del espectáculo. Le gustaba ver el mundo arder, pero no arder en él, por lo que sentir la necesidad de ayudarlo sólo aumentó su ansiedad.
Iba tan absorto en sus pensamientos, que por poco y choca con dos niñas idénticas  que aparecieron de la nada ante él, ambas con un gesto de ambigüedad en sus rostros.
Una de ellas soltó un estruendoso grito, al parecer el maligno le atemorizaba. Humano o no, todavía tenía el toque.

-¡Astraea!

La otra quería reclamarle por su repentino comportamiento infantil, pero fue demasiado tarde, se había ido corriendo a quién sabe dónde.

-Disculpe, ella es tan asustadiza y... ¿y qué hacen tipos como ustedes aquí?

La chica inclinó medio cuerpo para poder mirar tras el demonio, por inercia el también volteó, viendo a su séquito que a llegaba para acompañarlo.
Flug quería intervenir, a Hat no se le daba socializar, a ninguno en realidad, pero no tenían otra opción más que pasar desapercibidos, eran forasteros en territorio extraño, y ya no podían contar con los poderes de su líder que le eran arrebatados uno a uno conforme se les agotaba el tiempo.
Por si fuera poco, estaba en constante estado de alerta,  podía presumir todo lo que quisiera en los vídeos sobre su intelecto y la grandeza de sus inventos (aunque el resto del escuadrón lo ridiculizase frente a su audiencia), pero lo que aconteció tan sólo unas horas antes alteró sus nervios a niveles astronómicos. Decidió entonces que lo mejor era camuflarse, pero para su mala suerte, Demencia se les adelantó.