Baby panda

Hermano

-¡JI YONG! - YOUNGBAE corría por en medio del bosque gritando asustado -¡¡JI YONG!! - el miedo en su interior comenzó a crecer hasta que por fin lo escuchó responder.

-¡BAE, AQUÍ! - se apresuró y lo abrazó, cuando por fin lo encontró pudo respirar.

-¡¿DONDE ESTABAS?!, ¡Salí solo un momento y huiste!, ¡¿SABES EL SUSTO QUE ME DISTE?! - reclamó mirándolo de frente, enojado pero aliviado de ver que estaba a salvo - No lo vuelvas a hacer - suspiró.

-L-lo siento - se disculpó - tuve ganas de caminar.

-¿En serio?, ¿Solo eso? - YOUNGBAE lo miró con duda, sabía que no era toda la verdad.

-Si... Y quizás, de no volver... - le dolió escucharlo, pero lo entendía - pero nunca creerás lo que acabo de ver - se extrañó de la expresión en el rostro de JI YONG, lo soltó para empezar a volver por el mismo camino.

-¿Que fue lo que viste? - avanzó un par de pasos y luego se giró de repente al escuchar la forma en como le dio su respuesta.

-¡UN PANDA! - parpadeo atónito, no terminando de creer lo que sus ojos le mostraban.

-¡¿UN QUÉ?!

-¡UN PANDA! - repitió aun más efusivo - Y no solo eso, ¡Un panda bebé!

-¡¿Es-estás... Sonriendo?! - eso era lo más sorprendente para él, por supuesto que la confesión de haber visto un animal como ese le sorprendía, pero hacía meses que su hermano había borrado el más mínimo rastro de sonrisa de su rostro, y eso lo alegró.

-¡OH!... No me había dado cuenta - casi se golpeó la frente por haber provocado que terminara.

-¡¿Y qué pasó?!, ¡¿NO TE HIZO DAÑO?! - lo revisó pasando su vista de arriba a abajo como si tuviera algún tipo de escáner integrado.

-Noo, estaba atrapado y yo lo liberé, lo alimenté y me dejó acariciarlo. ¡BAE, era taan hermoso! - la sonrisa de JI era tan amplía como bonita, como lo fue alguna vez antes de que su vida se volviera el infierno.

Continuaron caminando y conversando hasta que volvieron a la cabaña. Intentaría por el medio que fuera que JI YONG mantuviera la sonrisa el mayor tiempo posible, aunque sabia que no sería por mucho.

-Quisiera que SEUNGRI hubiera podido verlo también - y hasta ahí, la misma expresión melancólica de siempre. Sabía que era demasiado bueno para ser verdad. Suspiró y se frotó las manos en el rostro, cambiando el tema.

-¿Quieres comer algo?

-¿Tengo otra opción? - le preguntó con sarcasmo.

-Nop, pero te daré lo que tú quieras - JI YONG pareció pensarlo un poco y luego le respondió.

-Quiero mi vida un año antes... - silencio - O, puedes darme tu receta especial de kimchi con arroz y carne - una curvatura pequeña de su boca le indicó que había bromeado con lo primero.

-Para tí, lo que quieras - se acercó a él y lo abrazó soltando un leve suspiro en el acto. Jamás había agradecido tanto a la vida tener esa conexión con él.

La mañana se había hecho tan corta ese día. Desde despertar con una llamada de su esposa como ya era costumbre, hasta salir por los víveres al pueblo a menos de 15 minutos. No acostumbraba dejar solo al menor, pero al no haber dormido muy bien la noche anterior, se había quedado dormido hasta tarde y decidió que no tardaría demasiado y no pasaría nada. Luego al volver y buscarlo donde lo había dejado se había llevado el susto de su vida, para después pasar la siguientes horas preparando alimentos junto a él.