D O C E

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Cuando la demoníaca se despidió de su amiga se fue un tanto intranquila a su habitación, puesto que sentía que la seguían. Al entrar a la misma cerró la puerta con cerrojo. Error fatal. Puesto que desde una esquina de la habitación se encontraba Natsume sentado en el suelo.

---Hola, Erika--- una sonrisa enorme decoraba su rostro.

Debido al susto, Erika dejó caer las llaves, su suerte fue tan mala que estas acabaron metiéndose debajo de su armario.

---Si in... intentas matarme--- la voz le temblaba. ---¡Todos sabrán que tu eres... el culpable de dos asesinatos!

---¿Yo? Te equivocas. Un estudiante tan brillante y ejemplar como yo no pude ser un asesino.

Dijo con un toque divertido, en realidad, Natsume si tenía buenas notas, incluso pese a no estudiar constantemente. Esa era su coartada.

---Tu farsa acabará mañana, Itami irá al edificio donde mataste a Shiba--- las lágrimas no tardaron en hacerse presentes, ya que cierta pelirroja le tenía un afecto especial a Shiba.

---¡Que aburrida!

El tono de Natsume se elevó repentinamente mientras se levantaba y se apoyaba contra la pared pasando una mano por su cabello.

---¿No piensas correr, gritar, escapar, buscar tus llaves o lo qué sea que hagas con tal de escapar de mí?

---No lo haré.

---¡¿Qué?!--- Natsume estaba molesto, no soportaba ese comportamiento.

---Sólo dime una cosa. ¿Por qué asesinaste a Shiba? Él no te hizo nada.

Dando pasos lentos pero llenos de autoridad, emitiendo un aura de poder algo sombría se acercó a Erika, la sostuvo del cuello y la arrojó estrepitosamente al suelo.

Erika estaba asustada, más aún al ver la pequeña daga que Natsume llevaba escondida en su manga. Retrocedió un poco. Natsume la sostuvo del brazo y clavó lentamente la daga en el estómago de la demoníaca.

A medida que Erika iba perdiendo más y más sangre, Natsume clavaba frenéticamente la daga, en los brazos, en el torso, posteriormente en el estómago, o en dónde sea que llegara.

La daga era pequeña, así que la muerte no le llegaría tan deprisa.

---Creo que estás muerta, así que puedes saberlo. Parecerá estúpido, pero, lo maté porque Itami me pertenece.

---Ella...--- no pudo evitar toser sangre. ---Ella no tardará en descubrir quien se oculta detrás de la máscara que portas.

---¡Ahhh! ¡Sigues viva! ¿Podrías concederme un poco de diversión?

---Prefiero morir ahora mismo que serte útil.--- estaba un poco lastimada, pero con esas heridas solo llegaría al hospital.

---Y yo que pensaba proponerte un trato--- soltó una risita.
---Pero... al ser tan estúpida no lo haré.--- de nueva cuenta, esa sonrisa volvía a su rostro, recordó aquel libro que hablada de las debilidades de las razas de alta clase social, pero en ese momento... nada le servía.

---¿Con qué así mataste a Shiba?--- sonreía con un poco de sangre escurriendo por su boca.

---No, Shiba al menos me entretuvo un poco jejeje--- le era imposible no reír al recordar como ese "Maldito Infeliz" -como lo llamaba Natsume- había muerto.

---¿Quieres un consejo?

---Soy todo oídos.

---Las razas de alto grado sólo pueden ser asesinadas si el corazón sale de su cuerpo.

Claro, algo tan grotesco como aquello no fue escrito en el libro.

Nadie en su sano juicio escribiría algo tan explícito.

---¿Tienes tantos deseos de morir?

Esa sonrisa era imborrable. Natsume nunca había sacado el corazón de un cuerpo, así que sentía una emoción extraña.

La respuesta de aquella demoníaca nunca llegó puesto que su corazón fue arrancado de forma brutal de su cuerpo; las venas, los cartílagos y todo lo que lo sostenía estalló ante la mirada sádica de Natsume.

La habitación que antes poseía Erika, pasó de ser de un lindo tono púrpura con adornos fucsias a llevar manchas carmesí con tintes rojizos. Había sangre por todos lados... en el suelo, manchas en las paredes. Una verdadera escena del crimen.

Los ojos de la pelirroja ya no contenían brillo alguno, había desaparecido por completo... al igual que la cordura de Natsume.

Pero esto no acababa allí, Erika estaba muerta en el suelo, mientras que Natsume hacía añicos el corazón de la susodicha.

---Ya terminé con esta escoria

Cuando el destripamiento de la demoníaca terminó toda la habitación emitía un olor putrefacto, realmente era insoportable.

---Vaya... hasta de muerta eres una molestia.

Sin nada más que hacer, Natsume se retiró caminando tranquilamente hasta llegar a su habitación sin pasar por alto la presencia de su amada, quien iba en busca de respuestas. Mientras caminaba dibujó una pequeña sonrisa... no, no fue una sonrisa que tras suyo ideaba un plan; al contrario, fue una sonrisa llena de ternura y cariño. Como si de una forma u otra... se compareciera de ella.

---Deberás ser más rápida la próxima vez, lobita~

Obsesión Carmesí: Ephemeral Los Residentes De La Oscuridad【Natsume Fic】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora