Capítulo 3

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Mey había insistido mucho en visitar el Museo por las fotos que Erick le había enviado de las piezas nuevas que habían llegado recientemente. Pero éste se negó argumentando que sería mejor sorprenderla en la inauguración, que sería aproximadamente en un mes. Sin duda le ponía los pelos de punta el hecho de que todo ese proceso estuviera tan lento y de pronto pensó cancelarlo, pero no iba a darse por vencido, el lugar era digno de ser reconocido. Él era profesional, no iba dejar que que unos cuantos obstáculos interfirieran en sus planes.

En medio de su oficina, acompañado de varios documentos con muchas cifras y un acogedor aroma a menta con un toque muy sutil de lavanda; sus pensamientos lo ahogaban.
Era capaz de entender que las chicas fueran atractivas, lo suficiente como para conseguir sexo todo el tiempo, de todas formas Jackson decía ser bisexual pero era claro que tenía una cierta inclinación hacia las chicas, y no tenía problema con eso, sólo se sentía decepcionado, incapaz de recordar en qué momento no pudo ser lo que Jackson quería o peor aún, necesitaba. Se esforzó por ser lo mejor para él y su relación se veía cada día más fortalecida, todos lo pensaban; tal vez ese era el problema, todo el mundo los veía perfectamente juntos, todos menos él. Porque en el fondo para ser sinceros no se sentía cómodo con la idea todo el tiempo en su cabeza de nunca podrás ser suficiente. Y últimamente resonaba más en él ¿Algún día podría ser realmente suficiente?

—Señor Colon ¿Me permite pasar? —sacándolo de sus pensamientos, sólo asintió.

—Joel, puedes llamarme por mi nombre —se permitió soltar una pequeña risa por lo gracioso que le resultaba ver a Joel llamarlo de esa forma cuando él aún no cumplía ni los 21—sólo no excedas la confianza que te estoy brindando y respeta la línea de trabajo que mantenemos.

—S-Sí, perdón. Es que aún no me acostumbro a llamarle por tú y no por usted.

—Vamos, hace unos días en el Mariachi no me llamabas por "señor Colon"

—Eso fue diferente —respondió avergonzado —Por cierto espero mucho que le haya gustado porque es el único Restaurante al que voy aquí y es a donde pienso llevarlo cada vez que quiera ir a comer.

—La verdad el chile no es lo mío —tomó los papeles y comenzó a revisarlos y posteriormente firmarlos —Probablemente me enferme del estómago en estos días —el comentario hizo que Joel soltara una pequeña carcajada, era obvio que no estaba acostumbrado al picante.

—No sea exagerado, y no le llames picante, dígale Chile, me molesta un poco la palabra picante.

—Bien, no puedo comer Chile, lo siento Joel ¿Contento?

—Mucho mejor —asintió satisfecho.

—Otra cosa.

—Por supuesto dígame.

—No me digas señor —rió— me da escalofríos, aún sigo siendo joven y probablemente menor que tú.

—Oh sí, lo siento, no sabía cómo llamarle—Sujetó los papeles que traía con más fuerza porque las manos comenzaban a temblarle.

—Sólo Erick, tampoco es necesario que te dirijas hacia mí como usted. Con que respetes nuestra relación empleado - jefe es más que suficiente —acomodó todo el papeleo y le dio una última mirada— ¿Todo bien?

—Ah, sí sí, es sólo que, mi turno en la pizzería comienza en media hora, no sé si podrías darte un poco más de prisa con los papeles para que pueda archivarlos e irme.

—Oye eres guía turístico, no mi secretario, puedes irte ahora. Yo me encargaré de archivarlos.

—¿De verdad? —asintió el menor con una sonrisa débil— muchísimas gracias, traeré pizza gratis mañana —gritó antes de salir por la puerta corriendo.

Y sin más, estaba solo, otra vez.

La mansión y el Legado. Where stories live. Discover now