Capítulo 8

212 38 2
                                    

Los temas pasaron de ser incómodos a muchas relajados e incluso divertidos.

Ambos disfrutaban la compañía del otro sin darse cuenta.

Empezaron hablando de amuletos de la suerte y terminaron con el número de veces que se tiran gases cuando están enfermos.

—También depende de qué haya comido ese día —agregó el mayor.

—Totalmente —respondió asintiendo y soltó una leve carcajada— no puedo creer que realmente estemos hablando de esto.

—¿Qué tiene de raro?

—No raro, pero, no es una conversación tan rutinaria —hizo una mueca.

—¿Te gusta lo rutinario? Porque, tal vez no lo sabes pero mi Segundo nombre es rutinario en extremo.

—Esos son 3 nombres —indicó riendo— y, no, no me gusta lo rutinario, pero siento que no son mi tipo de conversación, mejor platícame algo más simple. Más fácil de digerir al menos.

—Umm, veamos —buscó con la mirada algo llamativo en su apartamento, pero lo más extremo que tenía era una guitarra que ni usaba, era de su primo y ahora tenía que terminar de pagar.

Totalmente poco atractivo e interesante.

—Vamos —lo animó.

—¿Qué?

—Cuéntame la historia de esa guitarra, no por nada te la quedaste viendo. Soy todo oídos.

—Es sólo una guitarra —respondió y Erick lo miró confundido— U-Una guitarra que, pertenece a mí, p-porque, yo la toco. —La gran mentira pero al menos Erick ya le prestaba más atención y se veía entusiasmado.

—¡Eso es genial! —lo tomó de las manos emocionado— ¿Será posible que puedas tocar algo?

—Por supuesto, sí. Encantado.

Joel
¿En qué estaba pensando? ¿Acaso no era mucho más fácil decirle que es una simple guitarra que intenté comprar para el cumpleaños de mi primo y que no he podido pagarla? Que estupido.

—¿Cuál vas a tocar? —me miró con sus ojitos llenos de brillo, pensará que soy una una estrella del rock, lo cual es muy lejano a lo que soy en realidad.

—Mi favorita California dreamin' —mi favorita y la única que aprendí a tocar bien.

En la vida, siempre se te presentan situaciones cómo estas. Como darle la mitad de tu sándwich a tu hermano pequeño, cambiar pañales, ir al centro comercial a comprar sólo una camisa porque necesitas verte bien pero no tienes suficiente dinero y sin embargo quieres sorprender.

O esto, tocar con una guitarra que ni es tuya, ni sabes tocar y sólo te sabes una canción por complacer a una persona.

—Muy bien —susurré temblando; cálmate Joel—Aquí voy —sonreí como el chico seguro de mi mismo que se supone que soy.

La canción realmente es mi favorita, ahí sí estoy diciendo la verdad. Recuerdo que mamá la ponía cuando tenía más o menos 5.

No sé si era su favorita, pero en caso de que sí, tendría mucho sentido. Quisiera preguntárselo personalmente.

De hecho es una de las tantas preguntas que quisiera hacerle. Ni siquiera pienso reclamarle por haberme dejado tan pequeño, supongo que tuvo sus motivos, sólo pido y quiero saberlos.

Porque ha sido difícil, hasta cierto punto. El hecho de que la persona que se supone te ama incondicionalmente desde el momento en el que naces y cuidará de ti por el resto de tu vida no estuvo en todo este tiempo en el que más la necesité, me hace ser consciente de que el único verdadero amor que se supone toda persona tiene yo no lo tuve.

Por lo que nunca debo esperar demasiado de las personas, porque desde el principio he estado solo.

La mansión y el Legado. Where stories live. Discover now