Capítulo 5

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Dos días después de aburrimiento.

Erick había estado muy ocupado atendiendo algunos documentos que requería la compañía porque a pesar de estar tan lejos de donde se establecía la empresa, debía estar al pendiente de todos los papeles, contando también las del nuevo Museo. Y aunque le gustaba todo ese proceso, en el fondo sólo lo estaba haciendo por ociosidad, para mantener la mente ocupada y no tener que pensar en.

Llamada entrante de "amor"

Demasiado tarde.

Con tanto tiempo sin tomar el celular había incluso olvidado cambiar el nombre con el que lo había registrado. Aún recuerda bien ese momento porque fue cuando Jack le había pedido ser su novio en su viaje de ultimo momento a Costa Dorada, Australia. En aquel momento no pensó tanto una decisión tan importante como siempre solía hacer, irónicamente erróneo. En cuanto llegó a San Francisco apagó el aparato, porque sabía que no tardaría en contactarlo, y no se había equivocado; había sido un error encenderlo.

—Diga.

¿E-Erick? Ay gracias al cielo, te he estado tratando de contactar pero me marcaba que no estabas disponible.

Efectivamente ¿Qué es lo que quieres ahora?

Erick, por favor, necesitamos hablar, ni siquiera me diste la oportunidad de explicarte las cosas, no fue lo que parecía.

Bueno, parecía que estabas cogiendote a alguien más en nuestra habitación, y vaya que lo estabas disfrutando. ¿No es lo que parecía entonces?

Yo sé, sé lo molesto que estás y es claro que tienes toda la razón pero es que no, no es así, estaba ebrio y

Escucha Jackson —lo interrumpió— no estar sobrio no te justifica en lo absoluto, además de que eso me indica aún más lo irresponsable que eres a la hora de beber. Yo podría estar completamente ebrio y ni siquiera pensaría en engañarte por muy bueno que estuviera el hombre parado frente a mí ¿y sabes por qué?

N-no —susurró avergonzado.

—Porque —ya empezaba a creer que no podría resistir un minuto más hablado con aquel sujeto, la voz se le estaba quebrando, las manos le temblaban por las inmensas ganas de llorar que estaba reteniendo— porque yo sí estaba dispuesto a entregarme a ti en cuerpo y alma, porque estaba convencido de que eras el amor de mi vida, y no sabes lo orgulloso que estaba de que fueras algún día el padre de mis hijos, anhelaba formar una familia contigo. Pero ya no más, no puedo creer haber sido tan iluso todo éste maldito tiempo. Gracias por estos años maravillosos y por haberme engañado de la manera más horrible que pudiste haber encontrado, porque sólo así me di cuenta de el tipo de persona que realmente eras. —Y sin más, colgó, haciendo un ruido ligeramente escandaloso al aventar el celular, probablemente estaba roto ahora pero era lo de menos.

No era tan fuerte como se había mostrado, ni siquiera una cuarta parte, era una completa basura que daba lástima, una basura que se hacía pasar por un empresario inalcanzable e impávido ante cualquier situación. Un muy mal chiste.

Seguro era joven y exitoso pero no estaba satisfecho, y era duro hasta apenas darse cuenta de ello, porque por mucho que le doliera lo de Jackson, no era la única razón por la que su garganta le ardía y por la cual cargaba unas enormes ojeras.

Tal vez lo de Jackson era una señal y la perfecta excusa que necesitaba para empezar de cero, porque en toda su vida nunca tuvo un algo, y ese algo lo perseguía y al mismo tiempo lo ignoraba. Pero sin duda lo necesitaba y le hacía falta pero ¿cómo saber que era ese algo?

Definitivamente no era amor, eso ya lo había comprobado, no era dinero porque era lo único que sobraba mucho en su vida, tampoco era amigos porque tenía a los mejores ¿Qué rayos era entonces? Le costó varias horas en la oficina para descifrar aquello pero ni siquiera logró hacerse una idea de lo que era ese algo que tanto le quitaba el sueño. Hasta que se dio por vencido. Era una estupidez, no le hacía falta nada, era exitoso, millonario, joven y atractivo, lo tenía todo.

—Lo tengo todo —dijo obvio para sí mismo.

—Lo dudo —contestó Joel del otro lado de la puerta— ¿Me permite pasar?

—¿Algún día lograre que dejes de llamarme por usted? —bufó— Sí claro, pasa.

—Algún día —asintió— es un poco escalofriante escucharlo hablar solo en su oficina para ser sincero.

—¿Q-Qué tanto escuchaste?

—Lo suficiente —contestó serio— yo sé lo que necesita. —Lo tomó de ambas manos.

—¿Ah sí? —frunció el ceño mientras lo veía salir para tomar algo de afuera.

—Obvio, una pizza gratis —contestó con ella en sus manos. El menor solo asintió con una media sonrisa.

—Oh claro, cómo no se me ocurrió antes.

—Es que es tan claro, la gente cree que los problemas son tan grandes y lo que no saben es que todos se resuelven con un buen trozo de pizza.

—Entonces tendría que comprarme toda la pizzería.

—Cielos —murmuró sorprendido— ¿realmente es tan malo lo que le está pasando?

—No tan malo.

—Podría conseguirle media pizzería si así lo desea.

—No, no, era broma, hago chistes a veces.

—Se supone que los chistes deben dar risa —frunció un poco los labios confundido.

—Mis chistes por supuesto que dan risa.

—Erick, ambos sabemos que no.

—¡Al fin!

—¿Qué cosa?

—Me llamaste por mi nombre y no como un "usted" —sonrió satisfecho.

—No volverá a pasar, lo siento señor.

—Vamos Joel, no lo arruines.

—Usted merece todo el respeto posible de mi parte.

—Hablé demasiado pronto —susurró llevándose otro pedazo de pizza a la boca mientras Joel sonreía bajito viéndolo.

Tal vez no le gustaba tanto llamarlo de esa forma, pero eso hacia sacar a Erick de sus casillas y eso sí que le gustaba.

La mansión y el Legado. Where stories live. Discover now