Ayer

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Luis Miguel

Volví a la casa enfurecido, no solo me sentía decepcionado por el esfuerzo que había invertido para que esa noche fuera especial, si no porque no solo me había esforzado en vano si no que todo fue una mentira.
Vamos, no soy estupido, pude verla correr detrás del sillón cuando ese chico abrió la puerta, pero en fin, había maneras menos desgastantes para olvidarme de ambas.

Tomé el teléfono que estaba en la sala de juegos, luego presioné algunos números al azar.
-!Bobby!!- dije fingiendo felicidad
-!Micky!!
- escucha, porque no traes un par de chicas a mi casa esta noche.
-ese es mi brother- dijo, a decir verdad nuestras expresiones eran ridículas- ahí estaré, va a estar de poca
-no tardes- dije y colgué

Luego caminé al refrigerador y saqué algo, lo tomé tan rápido que no supe ni lo que era, pero estaba seguro de que tenía bastante alcohol.
Después de algunas horas llegaron Bobby, los chicos y algunas chicas.
Lo siguiente que supe fue que estaba con alguna de ellas, una pelirroja, algunos besos y caricias, hasta que tocaron la puerta.

-Demonios Bobby! Abre la puerta- dije, pero estaba demasiado ocupado sobre dos chicas como para escuchar, me quité a la pelirroja de encima y caminé tambaleante hasta la entrada.

Eleanor
Después de mucho platicar con Paul, me di cuenta de que mi miedo a volver a salir lastimada había lastimado a alguien más.
Salí hacia casa de Micky, dejando a Paul en la sala de mi casa y la puerta abierta.
Con mucho miedo y arrepentimiento presioné el timbre.
A los pocos segundos una figura un poco tambaleante se acercó a la puerta, y al abrirla la mirada perdida de Luis Miguel se enfocó en mi, apestaba a alcohol, pero no dejaba de verse tan guapo.
-Micky, lo siento mucho- dije al borde del llanto
- ya también lo siento- dijo arrastrando las palabras- siento haberme rebajado a tu nivel
Antes de que terminara de articular otra palabra, una pelirroja con un mini vestido negro se paró a su lado, él pasó la mano al rededor de su cintura y bajó hasta tocar su trasero, luego ella se abalanzó sobre sus labios dándome la espalda, él la besaba pero no me quitaba la mirada de encima.
Yo no me movía, no era que no me doliera, lo hacía, pero era por mis propias ilusiones y expectativas de lo que pudo ser antes de que empezara, seguía inmóvil, de pronto me ganó la risa, pero más una risa nerviosa que genuina y entonces decidí darme la vuelta y regresar a mi casa.

-¡Es increíble!- dije entrando y azoté la puerta- dos malditas horas, solo dos malditas horas y ya está borracho y sobre una puta- dije riendo irónicamente
-Bueno, fuiste tú quien lo rechazó- dijo
-lo sé- dije- si tan solo hubiera hecho lo correcto, o hubiera llegado más rápido
-en fin, no te sientas mal- dijo- apenas lo conoces, no puedes sentir mucho por él

-Es que es ese maldito sentimiento que me hizo caer con Emilio tan rápido, esa maldita necesidad que he tenido desde ayer, la maldita necesidad de detener sus problemas y hacerle ver la hermosa persona que puede ser, y no solo él, es una necesidad de salvar a todos los que me rodean.

-y si no quieren ser salvados- me interrumpió- primero debes de reconocer la maravillosa persona que eres tú eres, no vas a poder reflejar eso en los demás, primero debes confiar en ti y ver lo hermosa que eres

Mujer de Fuego || Luis Miguel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora