La chica del Bikini Azul

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Eleanor

Como todos los días miré desde mi ventana, la vista era realmente hermosa, una playa virgen prácticamente para mi sola, mi propio mundo azul.
Pero realmente se estaba volviendo algo tedioso.
Si lo piensas, es un sueño tener una casa para ti sola, en la playa,el mar y la brisa dándote todo el tiempo, el sol caliente.
Pero para mí había dejado de ser excitante hace mucho tiempo.
Mi único vecino, un cantante, al parecer bastante famoso, no había escuchado mucho de él.
Ahora en 1989 es muy popular, pero yo vivo en mi burbuja sesentera.
Luis Miguel, creo era su nombre, él nunca venía, puesto que no era su única casa aquí en Acapulco.
De vez en cuando venía con alguna modelo o turista a la mañana siguiente ambos se iban.
Era realmente divertido ver el desfile de mujeres que pasaban por las puertas de esa casa, y supongo que también por las sabanas.
Altas, rubias, con hermosos cuerpos.
En fin, desde que terminé mi relación con mi manager, Emilio Harrison, mi carrera de modelaje había estado estancada.
Pero al menos aprendí que las relaciones y el trabajo no se deben mezclar.
De todas formas mi trabajo de periodista me agradaba más que posar fingiendo ser alguien que no soy frente a un montón de cámaras, usando vestidos y trajes exóticos que verdaderamente nunca usaría.

El teléfono de mi cuarto sonó, levanté la bocina y la puse en mi oreja.
-Eleanor, ¿quieres que pase por ti para el evento de esta noche?- dijo la voz del otro lado de la bocina

-sería lo mejor

-de acuerdo, te veo a las 6:00

-si Paul, gracias

-hasta luego hermosa

Volví a colgar el teléfono en su base.

Paul, mi mano derecha en el trabajo, gracias a él había entrado a trabajar en la televisora que estaba, uno de mis dos únicos amigos aquí en Acapulco.
Abrí las puertas de mi closet, no tenía ganas de salir a buscar algo que ponerme, simplemente usaría otro de esos vestidos.

Saque un blanco, era muy parecido al de mi inspiración, Marilyn Monroe, unos tacones rosa brillante y un collar de perlas.

Lo puse y decidí salir a relajarme un poco, tomé del cajón mi traje de baño favorito, un Bikini azul marino.
Puse alrededor de mi una bata de flores y abrí las puertas de mi habitación que conectaban a una terraza, la cuál tenía unas escaleras de piedra que daban a la playa, está también se conectaba a la casa de al lado.

Salí, me puse mis lentes y me senté en una silla de la terraza, tomé el frasco de bronceador, le quité la tapa y vertí en mi mano.
Lo empecé a aplicar en mis piernas, brazos y las partes que quedaban descubiertas con el traje de baño.
Encendí la grabadora y puse un casette de Elvis Presley.

-nunca te había visto aquí antes- dijo una voz masculina

Al voltear, mi vecino estaba parado en su terraza, con una bata negra y un cigarrillo en la mano.

-tal vez porqué nunca estás aquí

-¡huy! Que hostilidad-dijo levantando las cejas-Luis Miguel- extendió la mano- supongo que tú ya lo sabes

-uhu- dije, me pare de la silla

-¿y tú preciosa?

-¿te importa?- me di la vuelta, y comencé a caminar hacia el mar

-Lindo Bikini- gritó- es algo que las fans hacen por mi, no tienes idea de cuántos bikinis azules he visto

-yo me visto para mi- seguí caminando y él tomó una calada de su cigarro

-mi debe ser muy afortunado- bufé y me lancé al mar.

Nade lo más que pude y la corriente me alejó de la orilla.
Y básicamente nade durante horas, dos para ser precisos.
A eso de La cuatro, regresé, caminando por la orilla, algunas conchas me parecían bonitas, así que las levantaba y enjuagaba con el agua del mar, tal cual lo hacía con mi mamá cuando era una niña pequeña.

Llegué a mi casa, mi entrometido vecino ya no estaba ahí, las luces de su casa estaban apagadas.
Muy probablemente lo habría dejado alguna de sus mujeres y vino a pasar el rato.
No tenía mucha idea de su vida, aun siendo periodista me dedicaba a escribir artículos sobre arte, apenas este evento sería mi primera cobertura como reportera de espectáculos.
Se trataba de una fiesta privada, donde se festejaría el aniversario de La televisora en la que trabajo y yo me encargaría de entrevistar a los artistas que se presentan.
Entré a mi habitación, prendí una vela con aroma a rosas y llené la bañera.
Luego dejé mi traje de baño a un lado y me sumergí en esta.
Pronto salí, puse una toalla blanca alrededor de mi pelo y otra alrededor de mi cuerpo.
Me senté frente al tocador de madera que había en mi habitación.
Intenté peinar mi corto cabello como Marilyn, luego hice un ligero delineado en mis ojos y puse labial rojo cereza en mis labios, sujeté con un broche una orquídea blanca en mi cabello.
Me deslicé dentro del vestido, cuando alguien tocó la puerta.
Baje las escaleras aún con el vestido desabrochado y sin zapatos.

-Hola Eleanor- dijo

-Hola Paul- besé su mejilla- ¿me abrochas?- me giré y él subió el ziper del vestido, luego mordió mi cuello- !auch!

-¿ya estás lista?

-si

-así que iras sin zapatos

-ahora vuelvo- subí corriendo la escalera de nuevo, entré al cuarto, me puse las zapatillas rosas y ajusté la correa alrededor de mis tobillos.
Volví a cruzar el umbral de la puerta y bajé las escaleras

-Vámonos- el rodeo mi brazo con el suyo.

Salimos cruzando el jardín de la casa, pasando junto a las albercas y ahí había una camioneta negra esperando.
El chofer nos abrió la puerta y ambos nos deslizamos dentro del carro.

Mujer de Fuego || Luis Miguel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora