Feliz.

894 44 6
                                    

"Quiero besarte la sonrisa cuando trates de ocultarme las penas, cuando no quieras preocuparme con "cualquier tontería" y prefieras un silencio compartido.

Quiero esta vida que me prometes con cada uno de tus actos, perderme sin remedio en la pradera de tus ojos y encontrarte siempre en el mismo lugar.

Quiero seguir enamorándome cada día de ti y que, al mirar atrás, dentro de muchos años, nuestro amor sea la montaña más alta de tu mundo. Y viviremos por siempre en las nubes, bañados por ese mar de estrellas que mecen de sus infinitos."

- ¡Raoul! - exclamó Álvaro, frenando al chico que hablaba de manera aceleraba mientras no paraba de dar vueltas alrededor del sofá gesticulando muchísimo - Para, para. ¿Por qué estás tan nervioso? Es Agoney, no vas a salir con un completo desconocido.

- Precisamente estoy nervioso porque es Agoney, si fuera Nerea no estaría nervioso.

Soltó un pequeño suspiro mientras se llevaba las manos a la cara para frotarse los ojos.

No había dormido demasiado bien aquella noche. Había dado millones de vueltas debajo de las sábanas mientras se imaginaba qué cosas podían ocurrir en su cena con el canario.

- Pues yo no lo entiendo, Raoul. - comentó su hermano, cansado de verle morderse las uñas y recorrerse el salón de punta a punta por puro nerviosismo - Deberías estar feliz de poder verle y pasar un rato con él, y en lugar de eso estás hecho un flan. ¡Tranquilízate un poco, anda!

El mayor se levantó del sofá y caminó hacia el rubio, que se había quedado parado mirando en su dirección.

- Estoy feliz de verle, quiero verle. - aclaró el pequeño, sin apartar los ojos del sofá ahora vacío a pesar de tener a Álvaro justo a su lado - Pero no sé si estamos bien, Álvaro. La última vez que hablé con él fue cuando me dijo que venía a Barcelona unos días y me propuso quedar a cenar, y eso fue hace una semana.

- ¿Y por qué no vais a estar bien? - preguntó el mayor, chascando los dedos frente a los ojos de Raoul para que este volviera a la realidad y le revelara que ocurría realmente.

- Pues porque le propuse que se alojara aquí esos días y me dijo que no. - explicó mirando a su hermano, que frunció el ceño ante su respuesta - Me dijo: no me apetece quedarme en tu casa. Cito textualmente. Después de eso solo hemos hablado para ver dónde cenábamos y a qué hora.

Álvaro arrugó la nariz sorprendido por que aquellas palabras hubieran salido realmente de la boca del canario. Intentó camuflar su desconcierto para no poner más nervioso a su hermano.

- Bueno, Raoul, ya sabes como es Agoney. - comenzó, acariciándole el pelo con suavidad - Estaría cansado o enfadado por algo y lo dijo más borde de lo que pretendía. Seguro que te dijo que no porque no quería que estuviéramos pendientes de que el tuviera que hacer cosas o lo que sea, pero no te preocupes más.

- ¿Y si de verdad no quería pasar más de un par de horas conmigo? - preguntó asustado, sentándose en el suelo para taparse la cara.

- Pues tú sales a cenar con él y lo averiguas. - sugirió su hermano, agachandose hasta ponerse a la altura del pequeño y sonriendo débilmente - Quizás sólo necesite un poco de tiempo en solitario, y eso no quiere decir que no te quiera o no quiera estar contigo, ¿vale?

One-shots | Ragoney |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora