- Ago.
- Dios, Raoul, dime que no se me ha olvidado ir a recogerte. - pidió el mayor levantándose a toda prisa del escritorio.
El pequeño soltó una pequeña risa e ignoró por completo su nerviosismo.
- ¿Vienes a buscarme? Está lloviendo mucho.
- Si, si, claro, lo siento. - contestó este mientras se ponía las zapatillas rápidamente para poder salir a recoger al pequeño del instituto - Espérame ahí, llego en cinco minutos.
- Te espero. - confirmó Raoul, escuchando la puerta cerrarse al otro lado de la línea con bastante fuerza - No vengas muy rápido, Ago, ten cuidado.
- Siempre lo tengo, chiquitín. - respondió antes de pulsar el botón de colgar y entrar dentro del coche.
Raoul sonrió apartándose el móvil del oído y se sentó en las escaleras del patio cubierto a esperar.
Para hacer tiempo, creó una lista en su mente pensando en las cosas que debía hacer aquella tarde.
No había sido un mal día, no del todo. Estaba bastante cansado, si, pero al menos no había tenido la primera hora de clase y había podido dormir una hora más de lo normal.
Además, sus profesores no habían mandado demasiados deberes, por lo que podía adelantar algunas redacciones y trabajos que llevaba bastante atrasados.
Se encontraba sumido en sus pensamientos cuando el coche de Agoney frenó justo en frente del patio, donde solía parar para recogerle la mayoría de los días.
No solía llegar tarde nunca, pero aquel día se había entretenido organizando apuntes de la universidad y, cuando se quiso dar cuenta, ya se le había hecho tarde.
Raoul corrió hacia el coche, tratando de mojarse lo menos posible, pero el mayor salió de este y fue a su encuentro tapándose la cabeza con una chaqueta.
Se encontraron a mitad de camino y Agoney consiguió tapar a Raoul junto a él. El pequeño le abrazó con fuerza y continuaron andando rápido hacia el coche.
Agoney abrió la puerta del copiloto aún sujetando la chaqueta por encima de la cabeza del pequeño, empapandose él por completo, y luego volvió a taparse para avanzar hacia la puerta contraria y entrar también.
- Jo, Ago, te has mojado. - se quejó Raoul una vez ambos se encontraron dentro del coche.
El canario toqueteó los botones del coche hasta apagar el aire acondicionado, queriendo evitar a toda costa que alguno de los dos enfermase.
- No pasa nada, rubio. - Le tranquilizó, acercándose a Raoul para besar su frente de forma cariñosa. - Siento no haber venido a tiempo, me entretuve.
- No seas tonto, no pasa nada. - se acercó rápidamente al mayor para juntar los labios con los suyos y le acarició suavemente la mejilla antes de apartarse y permitirle arrancar el coche - ¿Mucho trabajo?
- El de siempre. - contestó el mayor encogiéndose de hombros y dirigiendo el volante con ambas manos para salir de aquella calle - ¿Y tú? ¿Muchas cosas para hacer hoy?
- No tantas como otros días. - dejó caer el pequeño con una sonrisa - Creo.
Ambos rieron. Agoney sabía que aunque el pequeño tuviera menos trabajo del normal, estaría toda la tarde sumergido en sus apuntes y sus libros. Deseaba que llegara algún momento de descanso que les permitiese disfrutar más del tiempo que pasaban juntos.
- He pensado - comenzó Raoul un par de minutos más tarde, apoyando su cabeza en el cristal mientras veía las gotas deslizarse con rapidez - que podríamos descansar un rato después de comer. Tumbarnos en el sofá y hablar, o algo así.
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One-shots | Ragoney |
FanfictionLas escenas aleatorias que vienen a mi mente cuando menos me lo espero las escribo aquí e intento darles sentido. Espero que os gusten y os entretengan igual que yo lo hago escribiéndolas. ??