II

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¿Miedo? La verdad, no. En mi vida, había visto peores hombres que el.
No estaba del todo contenta, este tipo me tenía como su "esclava" todo por supuestamente salvarme la vida, preferiría estar muerta antes de quedarme aquí con un montón de desconocidos.

—¿En que tanto piensas?—la voz de ese hombre me había sacado de mis pensamientos. Había olvidado que aun me sostenía por la cintura— te quedaste viendo al suelo por un buen rato, linda.

—No quiero ser grosera, pero te pido que no me llames así— aparté sus manos de mi cintura, girando mi cuerpo para poder vernos cara a cara. —Yo no quiero estar aquí, no debo, tengo que volver a casa.

Iba a seguir hablando pero fuertes ruidos se escucharon fuera de la cabaña. Evan gruñó y salió rápidamente, me asomé un poco por la puerta, para poder ver que sucedía.

Había un tipo pelirrojo tomando a Andrea del cuello, esta estaba en el suelo tratando de liberarse.
Alcancé a ver como Evan y Nicolás se lanzaban a el tipo, mientras el chico rubio de antes, que hasta ahora no sabía su nombre, se acercó para ayudar a Andrea.
Lo siguiente que pasó fue muy rápido. La piel de Evan estaba cambiando, comenzaba a llenarse aún más de bello, mientras su cara y cuerpo cambiaron, al igual que el de Nico. Eran lobos, dos malditos lobos de diferente pelaje; Evan era un lobo blanco mientras Nicolás tenía una combinación entre castaño y negro.

La risa de aquel desconocido se hizo presente, al igual que más chicos convertidos en lobo gruñendo y acercándose a él.

—Oli sangre fresca, la quiero,ahora, antes que los castre a todos maldita bola de pulgosos.

—No sabemos de lo que hablas, asi que por favor retírate, Stephan— por primera vez había escuchado hablar al rubio, tenía a Andrea detrás de ella, esta solo veía hacia donde yo estaba y hacía pequeñas señas para que cerrara la puerta.

 —Oh, querido Trent, saben que cualquier ser humano que entre a este bosque es automáticamente de mi propiedad—comenzó a caminar de un lado a otro mientras la manada le gruñia y miraba con aquellos ojos amarillos llenos de rabia. —Huele...a que es una mujer, su...olor, parece tener una sangre exquisita.

De un momento a otro aquel sujeto se había convertido en una especie de humo blanco, para aparecer justo frente a mí, me asustó causando que diera un mal paso hacia atrás provocando que terminara en el suelo.
Me tomo de unas de mis piernas jalandola hasta levantarme del suelo, se escuchó un fuerte grito de Andrea, alcance a verla estando de cabeza; se acercaba rápidamente hacia nosotros mientras se convertía en lobo al igual que el resto. De un momento a otro Stephan me había soltado golpeándome un poco en la cabeza, mientras tanto Andrea estaba sobre su espalda mordiendo su cuello y parte del hombro.

—¡Andre, suéltalo!— exclamó el rubio mientras la manada trataba de acercarse.

El lobo blanco, que se suponía, era Evan se acercó a mi, jalaba un poco la parte baja del vestido intentando llevarme con él, creía que podría rasgarse en cualquier momento y quedar expuesta de la cintura para abajo.
No se detuvo hasta dejarme a una distancia segura. Su apariencia de lobo era...enorme, era casi el triple o doble de grande que un lobo normal. Tenía una mirada seria como la había visto antes de saber que seria su esclava; sin pensarlo dos veces acerque lentamente ambas manos a su pelaje blanco, era suave, tan suave que podría dormir sumergida en el como si de una suave cama se tratara.

Cerró sus ojos y agacho un poco la cabeza cuando mis manos subieron por el pelaje hasta llegar a las orejas, acariciando cuidadosamente con las yemas de mis dedos.
Se separó de mí de un momento a otro, casi habíamos olvidado la pelea que se llevaba a cabo a solo unos cuantos metros de nosotros.
Me dejó entre los arbustos y regreso con el resto.

Esclava Del Lobo [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora