Doce: Huérfanos y familia.

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El día en que Hall y Hell conocieron a Haruna fue un día especial, fue como ver la luz al final del túnel obscuro, quizá estoy exagerando un poco

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El día en que Hall y Hell conocieron a Haruna fue un día especial, fue como ver la luz al final del túnel obscuro, quizá estoy exagerando un poco.

Haruna no era precisamente la mejor persona, no era ni siquiera una persona, literalmente ella entra en la clasificación de demonio.

Sea como fuese y dejando atrás los malos momentos, ella les dió lo que tanto necesitaban, amor. Aunque a veces ella misma dudara de lo responsable que podía llegar a ser con esos dos.

Cuando los gemelos Stone cumplieron doce años de edad, supieron que sus posibilidades de ser adoptados por una familia eran muy bajas, casi nulas, nadie quería a los niños grandes, todos buscaban bebés adorables que pudieran criar a su manera, bebés que no tuviesen un nombre propio ni la cara de sus padres biológicos.

Ambos optaron por resignarse y no pasó mucho tiempo para que los gemelos escaparan del orfanato, no es que fuesen a extrañar ese lugar de todas maneras.

Pensaron que sería mas fácil, pero una vez que probaron por ellos mismos el frío de las calles entendieron que la vida era más sencilla vista desde el televisor viejo de la sala de audiovisuales donde las películas extranjeras mostraban lo felices que vivían los niños que se escapaban de casa y se unían al circo.

Para poder sobrevivir tuvieron a hacer muchas cosas, robar por ejemplo, fue lo único "fácil" que se les ocurrió en aquel momento.

Un anciano caminaba por la calle sosteniendo un pequeño saco de monedas de oro, era la oportunidad perfecta para los hermanos Stone, demasiado perfecta.

Ambos gemelos compartieron una mirada cómplice. Hall se convirtió en arma mientras su hermano lo sostenía con habilidad, ambos se preparaban para atacar. Las manos de Hell temblaban un poco.

Las calles estaban desoladas aunque era medio día, pero normalmente ese era el panorama en aquella ciudad caracterizada por los terribles crímenes que se cometían a diario.

Los hermanos se abalanzaron a la calle principal, pero alguien se les adelantó, un hombre alto y corpulento se puso delante de ellos sin notarlos en lo absoluto.

Los hermanos se tambalearon y volvieron al callejón asustados por lo que estaban a punto de hacer.

El hombre corpulento tiró al anciano y le arrebató la bolsa con monedas, sacó un arma y estaba por dispararle.

Ambos hermanos se miraron incrédulos, ya le había arrebatado el dinero, no tenía que asesinarlo, sólo era un anciano. Hell cubrió sus oídos, sabía que el sonido del arma sería suficiente para hacerlo vomitar.

El disparo nunca llegó, el hombre corpulento cayó como peso muerto a mitad de la calle.

Haruna ayudaba a Zura-san a levantarse, el vejete la hacía rabiar bastante, le había ordenado esperar a que ella comprara los ingredientes raros para la medicina herbolaria que el anciano preparaba, pero Zura prefirió ir por ahí con una bolsa llena de monedas de oro.

-¿Cuántas veces tendré que decírselo?- sonaba bastante relajada-

-¿Compraste los ingredientes?-

-Salí corriendo de la tienda para buscarlo... -

-Así que no compraste los ingredientes- se cruzó de brazos-

-¿¡Por qué estoy recibiendo un regaño?!-

Hall y Hell se sintieron atraídos inmediatamente por el aura de la azabache, se sentía como una inmensa obscuridad absorbiendo todo a su alrededor.

Ese día siguieron a la chica y al anciano hasta que estos se percataron de su presencia, Zura los invitó a comer y desde entonces se volvieron parte de la familia.

Shibusen: Haruna LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora