Era la quinta vez que veía su móvil en los últimos dos minutos, se impacientaba que Wonsik no estuviera presente pero no podía culparlo a llegar puntual, a final de cuentas, era su propio día libre y su amigo sí estaba ocupado con trabajo. Le dio un trago largo a su amado café latte, el cual le supo a vómito cuando vio que Wonsik no llegaba solo a su encuentro.
-¿Qué hace él aquí?
-Hola, Leo, también me siento encantado de verte. –Sonrió cual bastardo antes de hacer una venía llena de triunfo, tomando asiento a un lado del nombrado.
-Wonsik. –Insistió sin apartar la mirada de su amigo.
-Hola Taekwoon. –Suspiró profundo. –Estaba ocupado con Sanghyuk a decir verdad, solo vengo por una o dos horas y nos retiraremos sin problema.
-Te he citado para platicar y vienes con éste.
-Más respeto por favor, tengo un nombre.
-El único respeto que tengo por ti es tu hermana.
-¿Qué estás queriendo insinuar?
-Taekwoon, por favor, cálmate...
-¿Me pides a mí que me calme?
-... Sanghyuk, también...
-Pero yo no he dicho nada malo.
-Buenas tardes, caballeros. –Interrumpió una chica al momento de dejar unos tarjetones del menú de aquella cafetería en la que se encontraban. –Mi nombre es Hana, estaré al pendiente de su mesa esta tarde. Sean bienvenidos y cuando tengan el deseo de ordenar no duden en llamarme. –Se despidió con cortesía tras escuchar respuestas de agradecimiento por parte de los tres, quienes se miraron entre sí antes de tomar los tarjetones.
-¿Realmente debemos pedir algo? –Cuestionó Sanghyuk antes de apartar un poco su tarjetón y pasarse la diestra por sus cabellos castaños cobrizos, haciendo una ligera mueca con los labios.
-Sea lo que pidas igual contendrá mi deseo a que te asfixies.
-También te amo, Taekwoon. Por cierto ¿cuántas tazas de café bebes actualmente? ¿Finalmente redujiste el número a cinco tazas diarias o sigues bebiendo nueve? –Preguntó con un interés notoriamente falso mientras volvía a ver su tarjetón, haciéndose el desentendido cuando percibió la mirada del mayor sobre sí.
La jaqueca que empezaba a crearse en la cabeza de Wonsik se expandía veloz ante los comentarios ácidos, sarcásticos y filosos entre ambos, preguntándose de dónde surgía el odio entre ambos, cómo era posible que esas dos personas fueran amigos muy especiales para sí pero que entre ellos todo funcionara de la manera más caótica posible.
-Gracias por acompañarme hoy. –Sonrió brevemente, mirando aún la cara de demonio que tenía el menor, a lo que apagó el auto y se quedó atento a su rostro.
-¿Qué agradeces?... ¿El andar discutiendo con Taekwoon en público? Al contrario, me disculpo por mi actitud.
-Honestamente no entiendo por qué se llevan así ustedes dos pero, pero creo que pudo ser peor.
-¿No lo sabes? ¿En verdad?
-No.
-... La idiota de mi hermana está enamorada de él, por eso decidió irse a la industria textil y trabajar en las malditas sedas que fabrica el señor Jung... Todo el trabajo que ella hace allá lo puede hacer con nosotros, solo es una persona de administración y nada más, pero no lo ve así. Y por lo tanto...
-La presión del negocio de tu madre está cayendo sobre ti... ¿Cierto?
-Sí, no quiero quedarme con... Con todo esto.