1. El reencuentro de dos almas.

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Capitulo 1: El reencuentro de dos almas.

Cada mañana que me levanto siento una sensación de vacío en el pecho tan inmensa, siento como sí me faltara algo tan importante como el aire que respiro, siento que algo o alguien me hace falta, y sinceramente no sé que es.

Desde que era una niña una sensación de nostalgia me persigue, me ha hecho su prisionera desde hace aproximadamente trece años.

Casi puedo decir que una mañana me levante viendo ese lado vacio de mi cama como sí alguien me hiciera falta ahí.

Cuando cumplí doce años me mude a la ciudad con mamá, a pesar de que pareciera que esa sensación también la acompaña, a veces creo que realmente ella si tiene un lado vacio de la cama.

No digo que ella me odie, pero sé que soy un recuerdo de ello.

La vida ha sido muy triste y ha transcurrido en cámara lenta, creo que tanto como mamá como yo vivimos en una eterna agonía, solo que a diferencia de mamá yo tengo un analgésico: regresar a la casa de mis abuelos y a ese bosque tan mágico que se encuentra al lado de su casa. Por eso tome una decisión: vivir de nuevo con mis abuelos.

Esta mañana abordaré el camión que me deja en una comunidad cercana de donde está su casa y de ahí el abuelo irá por mí.

Mis cosas ya se encuentran sobre la cama, mis maletas ya hechas. En una llevo mi ropa, y en la otra llevo todos mis materiales de dibujo y pintura, lo suficiente para utilizar por dos años ya que lo que hago suele ser pequeño, y sí quiero hacer algo grande ya encontraré una solución.

Me coloco en el cuello mi collar, siempre lo cargo, no sé exactamente la procedencia de este, me lo debió regalar la abuela cuando era una niña, está hecho de ramitas, aunque este es bastante peculiar ya que a veces cambia de color, pero casi siempre está de color azul.

Tomó la primera maleta y la cargó hasta la sala, mi casa es pequeña, así que a lado está mamá tomando algo en su tasa, seguramente café, me sonríe, su mirada sigue reflejando la misma tristeza de siempre.

—¿Ya es hora?

—Si mamá, ya tengo que irme.

Me dirige otra de sus sonrisas tristes.

—Pronto te alcanzaré, hija. Solo tengo que terminar de arreglar unos asuntos.

Me toma un poco por sorpresa saber que al final de todo mamá decide que igual volverá. Pero me hace feliz saberlo. Así que le sonrío.

— Entones pronto te veo, mamá.

Se levanta rápido y corre hacía mí para estrecharme en sus brazos.

— Te extrañaré, mi pequeño pajarito.

Rió al escuchar la forma en la que me llamó, desde que tengo memoria suelen llamarme así, pero nunca he entendido porque, quizás es porque soy un alma libre desde pequeña, o al menos eso quiero pensar.

Salí de la casa y mamá me ayudó a subir las maletas al taxi que me iba a llevar a la terminal de camiones. Me dio un último beso y me subí al taxi.

El taxi arrancó y vi como la imagen de mi mamá se iba alejando más hasta desaparecer cuando giramos por una esquina. No sabía que quizás esa sería la última vez que vería a mamá.

...

Baje de la vieja camioneta del abuelo de un salto. Me di media vuelta y pude observar la vieja casa. Nada había cambiado aquí: Las plantas perfectamente cuidadas por la abuela, lavanda rodeando la casita de madera y unos rosales abriendo un pequeño camino hacia la casa.

Los CambiantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora