Prólogo

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Prologo: La separación de dos almas.


Desde el instante en que tenemos conciencia hay una sola cosa que ronda por nuestra cabeza "¿Por qué estamos aquí?".

Esa pregunta me atormenta desde el día que cumplí seis años. Si, muy pequeña para que en mi cabeza ya comenzaran a rodar preguntas tan profundas. Pero de no haber sido por la pérdida de él, mi sufrimiento no habría sido tanto. Aunque bien me decía mi madre "Dios sabe porque pasan las cosas", aún así en mi cabeza no cabía el "porque" a Dios le gustaba vernos sufrir.

Disculpen sí los confundo tanto pero...¿acaso soy la única a la que Dios, le ha puesto una tarea tan difícil que de ti dependa la supervivencia no solo de tu mundo, sino, también, de un mundo ancestral, mágico y oculto al ojo humano, el cual pertenece más a ti de lo que crees? Bueno, eso me sucedió a mí.

Sí quieren saber la historia de este embrollo les recomiendo leer, en cambio, sí prefieren seguir ocultos en una mentira, ya que todo lo que saben será cuestionado, sí prefieren seguir viviendo en esa feliz ignorancia... abandonen inmediatamente esta historia, porque cuando terminen de leer todo esto... terminarán cuestionándose hasta su propia existencia.

Ahora, sí eres uno de esos valientes o curiosos que quiere saber la verdad, permítanme abrir sus mentes, porque lo que les contaré hará que sus mundos ya no puedan dar marcha atrás. Igual pueden pensar que todo lo que les contaré es una fantasía y así su mundo no se verá afectado. Están advertidos.

Ahora que les he dicho todo lo que les espera, puedo comenzar con mi relato.

Mi nombre es Elena, y todo comenzó cuando yo tenía cuatro años y él llegó a mi vida.

Vengo de una familia humilde, viven a lado de un bosque, mi familia vive muy alejada de la civilización ya que la vida así les es más cómoda a mis abuelos.

Mi abuela Alicia es muy cariñosa, alegre y cantarina, mi abuelo Jonathan es muy serio, aunque amoroso, toda mi vida me contaba cuentos del bosque y que en este existían criaturas fascinantes, animales con la habilidad de cambiar a humanos, Cambiantes. Mi madre en cambio, aunque es una mujer muy tierna, dicen que su alegría se la llevo mi padre cuando nos abandonó, yo nunca lo conocí ya que se fue justo antes de que yo naciera.

Un día salí a jugar al bosque, a pesar de que era enorme, mis abuelos lo conocían perfectamente, así que me permitían jugar ahí mientras no me fuera muy lejos. La regla era: "cuando empieces a escuchar agua, ya sea de un río o una cascada te regresas inmediatamente y nunca debes estar en el bosque cuando sea de noche, solo puedes estar mientras el sol se encuentre". Y así lo hacía, excepto un día que me atrapó la curiosidad.

Como dije, mi historia comenzó cuando tenía cuatro años. Un día me escapé de la vista de mis abuelos y corrí riendo hacía la cascada que se escuchaba y que nunca se me había tenido permitido ver.

El sonido de agua cayendo se hacía más fuerte, pero no lograba ver la cascada, fue entonces que me di cuenta que la noche estaba empezando a caer, iba a obscurecer y yo aún me encontraba en el bosque.

Me detuve de golpe, y cuando quise dar la vuelta para regresar, me di cuenta que no recordaba por donde había venido.

El terror me invadió y comencé a llorar. Fue en ese momento en el que él apareció en mi vida: Evan.

Un joven, de una belleza excepcional, con una armadura blanca, cabello negro como la noche, ojos azules como dos linternas en el mar, una tez blanca, rasgos tan finos y en la espalda un par de alas blancas, se me acercó y me ofreció su mano.

Los CambiantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora