4- Más cerca

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¿De verdad piensas ir? – Mark sentado frente a ti, en la mesa de un pupitre con los pies sobre el asiento te miraba incrédulo.

Si... - estabas sentada en tu silla mientras mirabas el papel que tenía la dirección de Kamski que sostenías entre tus manos.

No me fío de ese sujeto, es un raro – Cruzo los brazos en manera de protesta.

Estoy a punto de conseguir esa entrevista Mark – subiste un poco la vista hacia él.

Déjame ir contigo por lo menos – mantenía su postura erguida.

¿Y arriesgarme a que no quiera darme la entrevista? ¡Olvídalo! Además ¿Qué podría hacerme? A él le gusta Rebecca – doblaste el papel y lo guardaste en el bolsillo de tu suéter.

Como quieras – suspiro resignado - De todos modos ten cuidado – su rostro parecía de preocupación.

Si mamá... - rodaste los ojos.

El miércoles se deslizo con una tranquilidad que te llenaba el estómago de conmoción. Fácilmente tu atención a las clases se disolvía, no dejabas de corregir aquella hoja donde habías anotados torpemente las preguntas que planeabas hacerle a Kamski.

La hora del almuerzo te pareció un letargo interminable, Mark parecía hablar de su fascinante día con las porristas, en cierto punto de su anécdota solo veías mover sus labios, mientras te concentrabas en otro asunto, notaste que era del tipo de persona que salivaba demasiado y provocaba que escupiera mientras hablaba con entusiasmo o quizás solo era baba por hablar de porristas con faldas cortas y shorts aún más cortos.

Después de las clases te dirigiste al salón de periodismo, tenías un par de horas libres antes de irte. Mark le había comentado tus intenciones de ver a Kamski fuera de la escuela a Todd, el cual solo se limitó a pedirte que tuvieras cuidado y mantuvieras tu celular encendido, no parecía tan intranquilo como Mark que no se cansó de ofrecerse para acompañarte.

Faltaban 20 minutos para las 4, recogiste tus cosas y te dirigiste a la parada de transportes, no sin antes pasar por las últimas advertencias de Mark, rodaste los ojos con su repentina preocupación, te parecía casi sospechoso su insistencia, no prestaste mayor importancia y tomaste un taxi, le diste la dirección al conductor.

El viaje duro aproximadamente unos 30 minutos, el paisaje urbano comenzaba a cambiar por los tranquilos suburbios del norte, claro muy elegantes a tu parecer, a diferencia de donde vivías.

Pensaste como serían los padres de Kamski, sin duda debían mantenerlo muy mimado. El taxi se detuvo en una de las casas del centro de la calle, la estructura frontal era similar al resto, un patio delantero sencillo, con un par de arbustos convenientemente puestos cerca de las ventanas del primer piso, fue lo que más llamo tu atención de aquello. Pagaste al conductor y caminaste hacia la puerta.

Miraste la hora en tu celular "4:25", te pareció una buena hora, ni tan exacta pero tampoco tardía, respiraste profundo y tocaste un par de veces.

Escuchaste unos pasos acercase, y como aquella persona quitaba el seguro de la puerta lentamente, un rechinido casi inaudible rompió tu tensión nerviosa momentánea.

Ciertamente esperabas encontrarte con el rostro maduro de una mujer o un hombre con rasgos similares a los de Kamski o con él, pero no, las probabilidades te fallaron, allí estaba el pelirrojo que te presto el botiquín para curar las heridas de Kamski ¿Cómo es que se llamaba?

¿Qué haces aquí? – ambos dijeron al unisón, con una cara de sorpresa simultánea.

El pelirrojo fue el primero en adoptar una posición defensiva y llevarse la mano que no sostenía la puerta a la cintura, te miro de arriba a abajo, como exigiendo una explicación.

La mujer perfecta (D:BH Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora