El primer partido

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—¿¡Qué hace él aquí!? —gritó un chico alto de pelo castaño, llevaba puestas unas gafas negras que deslizó por el puente de su nariz mientras fruncía su ceño y boca, en clara seña de molestia. Señaló a Terushima quien al verlo sólo pudo suspirar fastidiado. Detrás de él llegaba el antiguo equipo Karasuno junto a Kuroo, Bokuto, Kenma y Akaashi, quienes se iban a sentar ahí mismo para ver el partido. En la cancha se encontraban los chicos de tercero en completo silencio mientras Yachi ayudaba a calmar los nervios de los de segundo y primero. El castaño señaló al rubio y luego miró a su acompañante, un chico más bajo pero que le doblaba el tamaño, siendo mucho más musculoso y de un castaño más oscuro: —¡Iwa-chan, haz que se aleje!

El mencionado enarcó una ceja en su dirección queriendo matarlo por la orden recibida. —No soy tu maldito perro, Mierdakawa —respondió en tono hostil. Oikawa hizo un puchero.

—¡A mi perro este salvaje lo mató! —se quejó Oikawa volviendo a concentrarse en Terushima, quien se había sentado ahí mismo, en las gradas del equipo de Karasuno y no pretendía moverse. El público que observaba la escena sólo se miraban confundidos al no entender a que se refería el jugador profesional, así que Bokuto llegó para salvar el momento.

—¡Hey, hey, hey! —saludó a Oikawa acercándose rápidamente, le dio un abrazo que el castaño no respondió y luego lo soltó para saludar a Iwaizumi con un choque de brazos. Antes de la universidad estos tres apenas habían tenido contacto alguno, sin embargo, desde que la Selección japonesa fichó a los dos primeros, el trío se ha vuelto bastante cercano. Los demás también saludaron a la nueva pareja de espectadores.

—¿Habéis venido a animar a Karasuno? —preguntó Suga en su usual tono de voz, alegre y siendo prácticamente cordial y educado. Oikawa soltó una carcajada como si le hubieran contado el chiste más gracioso del mundo, cosa que descolocó enormemente al de pelo gris.

—¡No! El Seijou acaba de terminar su primer partido, hemos venido a ver contra quién les tocará jugar —respondió Oikawa aún secándose unas lágrimas falsas que aparecieron en sus ojos. Iwaizumi rodó los ojos por la estúpida e infantil actitud de su compañero. El castaño cambió totalmente la expresión a una de total orgullo y llevando su mano al pecho, dijo: —Mi Perro Loco-chan se ha convertido en el rey de la cancha, he dejado un buen legado.

Terushima se sobresaltó al escuchar el estúpido apodo que Oikawa había puesto sobre Kentarou hacía ya bastante tiempo. Se recriminó mentalmente por haber entrado junto a los chicos del Karasuno, ahora estaba encerrado porque se negaba a huir y dejar que Oikawa ganara un juego imaginario que su cabeza creaba. Eso no era nada divertido.

—Hey, Teru-san... —llamó su atención Tanaka sentándose a un lado del rubio, el lado izquierdo se reservó a Nishinoya, quien lo ocupó rápidamente para comenzar el interrogatorio —¿qué ocurrió entre Oikawa y tú?

—Nada —respondió el rubio sin mirar a ninguno de los cuervos. Mordió su lengua e intentó concentrarse en el partido, cual de un momento u otro iba a empezar.

En la pista Tsukishima apenas se podía concentrar, y aunque sólo se encontraban calentando, se sentía frustrado. Todo era culpa de Kuroo, su existencia ya de por sí era molesta y ahora debería compartir el mismo aire del gimnasio, provocaría que le de un infarto en cualquier momento. Yamaguchi pareció saber lo que su amigo pensaba, pues se acercó dando un pequeño empujón a su hombro, dando un suspiro para no gritar y que todo el mundo le oyese.

—¿Puedes dejar de pensar en él, por favor? —replicó el capitán. Tsukishima frunció el ceño y se sintió como un niño pequeño pillado en el acto de una travesura. Se dio por vencido y asintió, pensando que ahora mismo el gato no podría arruinarle más la vida. Se distrajo cuando observó al equipo contrario a través de la red.

3rd YearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora