3rd Year

El último momento

Lo habían conseguido una última vez, Karasuno iría a los Nacionales donde por fin ganarían al Nekoma en la famosa Batalla del Basurero, eso si la escuela superaba al Fukurodani en el partido que mañana se celebraría. Los rumores decían que el as del Nekoma era un titán con una técnica infalible, eran pocas las posibilidades que tenían los cuervos de superar a los gatos, sobretodo con el ruso en su contra. Sin embargo al equipo poco le importaba en esos momentos, preferían disfrutar el ahora junto a su victoria, con sus amigos. Ya después se preocuparían por problemas mayores.

Kageyama y Hinata estaban dispuestos a hacer lo mismo: Disfrutar el presente. El moreno caminaba al lado de su novio, rodeando sus hombros con su largo brazo y pegándolo a su cuerpo. Ya habían recibido las felicitaciones de los antiguos cuervos al igual que los regaños de Ukai por haber desperdiciado tanto tiempo en el partido, por lo que se dieron el lujo de adelantarse y salir del gimnasio donde ya apenas quedaban personas. Ambos giraron a la vez quedando cara a cara y sonrieron.

—Siento haber colocado tan mal la pelota —confesó Tobio después de un suspiro. Hinata alzó su mano para acariciar la mejilla contraria.

—Yo siento haber sido tan mal as —le dijo con el mismo tono de voz, ambos arrepentidos de sus fallos. Kageyama rodeó la cintura del pelirrojo y besó su nariz cariñosamente, haciendo que riera.

—Te prometo, Tobio Kageyama, que por ningún motivo dejaré que nuestra relación se vaya al garete —susurró Hinata mirándole a los ojos —. Que te querré tanto como quiero al volleyball y que ni aunque viviéramos en las puntas contarias del mundo dejaré de haceelo.

El mencionado se ruborizó ante tal confesión y le fue inevitable sentir la contracción de su corazón. Se acercó y besó a su novio delicadamente, saboreando el momento.

—Yo te prometo, —dijo parando el beso pero empezando a dar pequeños piquitos sobre sus labios —que nunca pensaré en que alguien recibe mejor que tú mis colocaciones, —beso —que te llamaré todos los días aunque me esté muriendo, —beso —que me encargaré de que nadie se te acerque aprovechando que no estoy —y otro beso, este fue acompañado por un chasquido de lengua y sonrisa por parte del pelirrojo —y que te querré tanto como quiero al volleyball.

Para estos dos, esas promesas eran palabras mayores.

—¡Va, va! Cursilerias las justas, chicos —exclamó el entrenador Ukai apareciendo con todos los chicos detrás, el dúo raro de tercero se enrojeció a más no poder y Hinata intentó ocultarse en el pecho de su novio. Tanaka aprovechó la situación para reírse un poco de su ex-entrenador.

—¿Cursilerias? —Preguntó el chico con una sonrisa ladina acercándose al profesor Takeda quien confundido le miraba. Agarró el brazo del hombre y señaló la cinta del pelo, logrando que Ukai y Takeda se sonrojaran por completo.

—¡Ryu! —Se quejó Ennoshita apartándolo del profesor como una madre regañando a su hijo. Daichi comenzó a reír mientras Suga parecía orgulloso de haber entrenado a tan buena "madre de equipo". Cuando Ennoshita fue nombrado capitán todo el mundo pensó que sería un segundo Dadichi, sin embargo acabó siendo peor. La dureza de Daichi mezclado con la preocupación de Suga, era todo un mandón. Graciosamente, la única persona que parecía calmarlo y que no sobrepasase sus límites era Tanaka, ¡y ni si quiera estaba saliendo en ese entonces!

Takeda se quedó callado con una sonrisa tonta mientras miraba a Ukai quien se encogió de hombros con otra sonrisa. Se acercó al mayor y besó su frente, pensando que si le daba directamente un beso en los labios sus cuervos se escandalizarian como vírgenes que ni si quiera eran.

—¡Vayamos a comer! Yo invito —exclamó el entrenador sabiendo que dejaría una fortuna en esa cena.

Un poco más atrás se encontraban Kiyoko y Yachi mirando la escena con gracia. Ellas en realidad no habían podido hablar demasiado debido a los partidos y sobretodo el estrés, por eso cuando emprendieron el camino al lugar donde cenarían, Kiyoko decidió poner la voz.