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-¿Que te dijo?. -preguntó su mejor amiga.

-ella está loca. -fue mi respuesta. -me vuelve loca.

-¿En qué sentido?.

-¿Tiene algo con Lauren?, No hemos hablado sobre eso. -fruncí el ceño al recordar su actitud. Solo pude tomar un sorbo de mi botella de cerveza, quería quitar el estrés que se había apoderado de mi segundos atrás.

-no sé, sabes que soy una amiga fiel y no cuento sus cosas, pero tú necesitas respuestas. -argumento, yo solo asentí a sus palabras. -ellas nunca tocaron el tema de tener una relación, pero ambas se gustaban.

-¿Solo eso?. -la chica no diría más, o eso supuse al notar que había terminado de hablar.

-si, debes hablarlo con ella.

Solo pensé intentando llegar a una conclusión sobre ella, o aclarando, sobre nosotras. Tal vez a Dua si le gustaba Lauren.
Me sentí mal, estaba segura que se amaban. Tal vez yo estaba arruinando su relación.

Las horas pasaban y yo me encontraba tomando mi botella de cerveza, según mi cuenta, ya iba por la cuarta botella.

Jamás había consumido alcohol, por lo cual aquel líquido me afectó rápido. Estaba mareada y tenía un poco de náuseas, ya mi ebriedad estaba aumentado.

Dejaba eso de lado, ahora pensaba en lo bien que la estaba pasando con esas tres chicas. Al principio eran unas chicas totalmente desconocidas, pero después todo pasó, éramos amigas.

-chica, te extrañe tanto. -balbuceé. No podía controlarme, no estaba segura de mis acciones. -a veces pensaba en ti, me preguntaba que estarías haciendo, ¿Después de todo lograste conquistar a el padre de Dua?. -abrace a la castaña.

-estás muy ebria, ¿Has tomado antes?. -la escuché decir mientras me alejaba de ella. Solo pude negar para su respuesta.

-mi vida fue un asco, no he tenido aventuras buenas. -pronunciaba a duras penas. -estoy caliente. -dije después.

-¿De fiebre o de exitación?.

Rosie era hermosa, creo que me empezaba a gustar.

-no sé, creo que las dos. -escuche como reía por mis palabras.

Tal vez por mi ebriedad todo me parecía hermoso, hasta mi ego y autoestima habían aumentado. Si, tal vez el alcohol me hacía alucinar.

-pobre de ti, mañana te estarás muriendo. -oí que decía.

-Rosie, ¿Que le diste? Mirá cómo está. -Dua aparecía entre nosotras.

-no me reclames, ella es la que está tomando. -se defendió la castaña. -ni la gran vaina, solo se ha tomado cuatro cervezas.

-pobre, creo que está alucinando, ¿No ha tomado antes?. -reconocí la voz, era Lauren.

-no, igual todos llegamos a eso. -decía Rosie.

-dios, voy a morir, demasiadas mujeres hermosas me rodean. -reí. Quise tomar más cerveza pero la botella en mis manos ya no contenía aquel líquido amarillento. -quiero otra cerveza, ¿Dónde hay más?. -observaba a las tres chicas esperando mi botella.

-no tomarás más, puede hacerte mal. -sonaba decidida pero yo lo era más que ella.

-me haces mal tú. Rosie tu que eres más chévere, tráeme otra botella. -ahora mi mirada estaba posada en la castaña.

-porque yo soy cachifa tuya, busca tu verga tú, sabés donde están. -fue su respuesta.

A duras penas me dirigí al refrigerador para después urgar en esa intentando encontrar alguna botella de cerveza o alguna bebida.

Mis destreza no era buena en esos momentos, pues lo único que hacía era desordenar los alimentos que se encontraban en el refrigerador. Después de minutos intentando buscar las bebidas mi intento fue fallido, pues jamás encontré aquel licor.

-buscabas donde no era. -volteé a verla. -están en el refrigerador del bar, vamos te ayudo a buscar lo que quieres.

-gracias, hoja blanca. -le sonreí para después soltar una carcajada al darme cuenta como la había llamado.

-eso es ofensivo pero, ¿Hoja? ¿Por qué hoja?, Entiendo la parte de blanca pero no la de la hoja. -frunció su ceño.

-no sé, solo me nació decirte así. -confesé.

-¿Desde cuándo?. -ahora buscaba en el refrigerador del bar, pues habíamos llegado. -¿Qué quieres?.

-desde que te vi aquella noche en la montaña, y dame algo suave pero rico. -respondí ambas preguntas.

-vino, es lo mejor..... -fue interrumpida.

Yo no estaba en mis cinco sentidos, o no, mi mente en esos momentos no era la de siempre. Tal vez confirmaría que el alcohol hacía volar la mente, a veces podría ser de una buena manera como otras veces de mala manera, yo lo había confirmado.

-nadie toca mi vino. -apareció en la barra.

-Camila, pídele permiso, ella es muy seria con su bebida. -dejo de urgar en el refrigerador para retirarse, no sin antes sonreírme.

-¿Puedo tomar de tu vino?. -solo esperaba su respuesta.

-con una condición, es fácil, solo debes acompañarme a un sitio, beberemos juntas.

Era el momento de tenerla para mí, después de tanto tiempo.

-esta bien, pero quiero vino, solo iré por eso. -mentí.

Sin pronunciar palabra Dua tomo una botella para luego acercarse a mi. Ahora nos dirigíamos a algún lugar del apartamento.

Gracias por seguir leyendo estó ❤.

Be together. - DuamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora