Poemas Cósmicos.

Un ahnelo

Tierra oscura... solo puedo observar aquel día lleno de sombras, mis pies desnudos pueden sentir la sequedad del suelo estéril...pero un sonido se alza ante el silencio perpetúo, truenos y rayos se anteponen a la espesa negrura de la soledad, gotas de lluvia caen como suaves caricias, un regalo que comienza a purificar mi alma, caen en el suelo infértil, llevándolo de vitalidad como antaño recordaba, comienzo a caminar, mis pequeños pies andan como si ya tuvieran un destino que seguir, el piso se parte, se doblega ante la vida y el futuro, pequeños retoños sobresalen de aquellas fisuras, crecen y se desarrollan.

Una luz, una luz tan hermosa que hacia tiempo habia olvidado, puedo observar a lo lejos...un nuevo amanecer, es sencillamente hermoso, un nuevo día llegó, mis pies andan con más rapidez, corren con el fin de alcanzar esa estrella omnipresente.
El tiempo pasa, los segundos se convierten en días, los minutos en semanas, las horas en meses, y los días en años, mi cuerpo crece, cuando inicie el recorrido era solo un niño y la tierra comenzaba ha florecer, ahora soy viejo y uno decadente, los grandes valles volvieron a nacer, lo que antes fueron paramos desolados ahora son grandes praderas y bosques, sus fronteras llegan hasta donde la vista alcanza, la grandeza de aquel mundo volvió a surgir.
Mis pasos son más lentos, pero firmes, no han perdido su objetivo...por fin he llegado, me encuentro al borde del infinito, a las puertas de la eternidad, pero mis ojos me muestran una verdad que ignore por muchos años, la luz que una vez había seguido ciegamente, creyendo que era el Sol, no lo era, la luz que vi aquélla vez era nada más y nada menos, que tú, tus defectos, tus virtudes, se anteponen y doblegan la esencia de las estrellas primigenias.
Tu ser se acerco a mi, la realidad se postra ante ti - te tardaste - dijiste con suavidad y llena de felicidad.
- Perdóname, tuve un retraso - dije riendo como el viejo que soy.
- Aún así seguiste y nunca te rendiste.
- ¿Cómo iba a rendirme? Si siempre me diste fuerzas para seguir adelante.
Asi extendiendo tu mano, acariciando una de mis manos, la suavidad, el calor y la emoción que tuve la primera vez que te sentí no pueden ser cuantificables.
- Aún hay un largo camino que hay que recorrer, ¿lo sabes verdad? ¿estas listo para recorrerlo? - dijiste con preocupación.
Tome tu mano con fuerza, y comencé a caminar, llevandote a mi lado.
- Estuviste a mi lado sin importar el comienzo de este viaje, y yo estaré contigo sin importar el final. Y hoy mi amada, este hombre llamado Merlín se arrodilla ante ti, como un humilde campesino que se investirá con la armadura de un paladín, donde su único objetivo será protegerte incluso después del último ocaso del universo.

Y asi emprendimos un nuevo recorrido, hacía los confines de la propia realidad, nuestro amor edificara los cimientos de un nuevo universo, pero esta vez infinito, más perfecto que el primero, porque no nacerá gracias a la destrucción si no del calor y pasión de un sentimiento más puro que la materia.