dos.

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"Le hiciste tanto daño. Ya conmigo quedaste arruinado"

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Había llegado el día. Este importante día. Y esperemos que todo salga de acuerdo al plan.

¿Qué está pasando? Pues, ella decidió que se le declararía. Le diría todo lo que siente por él, justo hoy en la hora de recreo, pues a esa hora salían todos los salones a su descanso.

Era su única oportunidad.

Faltaban solo segundos para salir y ya todo estaba fríamente calculado. Mientras ella iba a hablar con él, yo distraía a la profesora para que no viera nada. Pues estaba totalmente prohibido que los estudiantes de primaria hablaran con los de secundaria dentro del plantel. Y, cuando ella terminara, haría nuestro silbido especial y nos encontraríamos en el baño.

Así es, tenemos un silbido especial.

Siento que esto es demasiado arriesgado. Yo nunca hago estas cosas. Pero vamos, es mi mejor amiga, no puedo dejarla sola.

¿Por qué soy así?

El timbre me sacó de mis pensamientos. Inmediatamente me di la vuelta para encontrarme con ella.

-¿Estás segura que no quieres que vaya contigo?- le pregunté por milésima vez, con un poco preocupación; ¡¿A quién engaño?! Preocupación es lo único que me pasa por la cabeza en este momento.

- Sí. Esto es algo que estuve pensando por mucho tiempo. Es algo que prefiero hacer sola- Me dijo con una seguridad que me sorprendió.

Suspiré -Bien. Cómo quieras. Pero si te llega a pasar algo, no dudes en gritar y te juro que lo mataré y haré que sufra hasta q...-Me interrumpió.

-¡Ya entendí!- No entiendo el porque gritó. Solamente dije lo que le haría si llegaba a pasarle algo y... Oh, ya entendí.

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Bueno, al parecer todo va bien. Desde hace rato no la veo. Me pregunto si está bien. De repente, un ruido muy familiar me saca de mis pensamientos otra vez.

Nuestro silbido especial.

Salí corriendo al baño, y sinceramente, estoy muy emocionada. Estoy casi segura de que encontraría a una chica feliz y orgullosa. Pero nunca imaginé que encontraría lo que ví.

Una chica llorando y abrazándose a si misma como algún tipo de consuelo. Por lo que se veía, sus lágrimas no iban a parar ahora. Y como si fuera poco, cayó al piso y su llanto se hizo mas fuerte. Esta no es mi mejor amiga.

Traté de pensar positivo. ¿Está llorando de felicidad?

-¿Katy?-Le pregunté con un tono de duda. Pensé que decirle con ese sobrenombre de cariño ayudaría a calmar ese llanto. Pero no, parece que al escuchar mi voz, solo lo empeoró.

Definivamente no estaba llorando de felicidad.

No dudé en ir a abrazarla y tumbarme al suelo junto a ella. Sí, yo haría cualquier cosa con tal de brindarle apoyo cuando lo necesite.

Luego de unos minutos, me di cuenta que se estaba calmando. Busqué mi termo de agua y en un abrir y cerrar de ojos, ya se lo había tomado; después veo como lo lleno.

el chico de ojos verdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora