Capítulo 15.

92 9 6
                                    

Aidan me miraba con sus ojos negros, hoy lucia más cansado de lo común, su piel estaba más pálida y sus labios estaban partidos como si no hubiese tomado agua en años.

-¿Seguro te encuentras bien?- pregunte mirándolo dudosa.

-No te preocupes, no he dormido demasiado estos días. Solo es eso.- dijo restandole importancia y miro hacia la ciudad que estaba al frente nuestro.

Nos encontrábamos en la azotea de nuevo, sin darnos cuenta este lugar se había convertido en nuestro punto de encuentro.

Ya había pasado una semana de lo sucedido con Steve y las cosas se habían calmado. Cuando llegamos al hospital todos nos esperaban, especialmente Charlie, el cual me abrazo y cuando mire sus sus ojos entendi que él lo superaría más rápido de lo que pensaba . La herida sanaría finalmente después de tantos años.

Aun seguíamos en contacto con Sarah, en algunos días la transfusión se realizaría y ellos desaparecerían sin dejar rastro alguno. No volví a saber sobre Steve y eso me tranquilizo, estaba cumpliendo su parte del trato despues de todo.

El día era soleado pero aun una suave brisa se sentía en el aire, pronto los días de frió terminarían y la primavera comenzaría.

Mire para abajo y las personas entraban y salían del hospital a paso apurado, algunos sonreían y otros tenían la pena tallada en sus rostros. La tarde transcurría aburridamente hasta que una una idea vino a mi mente y decidí ponerla en marcha.

-¿Quieres que hagamos algo más entretenido que esto?- Pregunte miando a Aidan.

Sus ojos me miraron curiosos y supe que aceptaría, él siempre aceptaría lo que le propusiera.

-Nada ilegal Itzel, recuerda que yo soy mayor y puedo ir a la cárcel.- dijo divertido con un tono de burla.

La emoción lleno mi pecho y decidí ignorar su comentario para tomar su mano y bajar rápido las escaleras.

Entre risas y burlas llegamos al ultimo piso y me detuve para tomar aire unos segundos. Se supone que no debía correr por mis problemas del corazón pero al diablo, un poco de adrenalina no le venia mal a nadie.

Recorrimos los pasillos y cuando nos acercábamos a nuestro destino las risas de niños se escuchaban cada vez más fuerte llamando la atención de Aidan. Pude saber que no comprendía que esta pasando, pero me quede callada y al doblar en un ultimo pasillo deje que el mismo lo viera.

El salón estaba lleno de niños jugando y cantando sin parar, había globos en todas partes y personas de nuestra edad o más disfrazados de payasos.

-Payamedicos- dijo Aidan con una sonrisa en su rostro.

-Una vez al mes unos voluntarios suelen venir aquí y hacen esto- contesté señalando con mis brazos todo a nuestro alrededor.- Reunimos a algunos niños de los distintos sectores del hospital y hacemos una reunión para divertirse.- Explique.

Siempre admire a las personas que hacían esto. Dar su tiempo para ayudar a los demás sin recibir nada a cambio era asombroso y más cuando veías los rostros llenos de felicidad de los niños. Un simple acto podía hacer la diferencia y dar un poco de luz a las vidas de las personas.

Siempre que podía, venía a ayudarlos y la mayoría de los niños ya me reconocían.

-¡Itzel!- Una voz chillona grito y sonreí al ver a Lucas.

-¡Batman!- respondí con entusiasmo y lo tome entre mis brazos.

Lucas tenía 6 años y la mitad de su cuerpo quemado. El edificio en donde vivía ardió en llamas y el quedó atrapado en el fuego.

La última canción. (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora