Llegó el domingo y junto a él, el aura de alegría con entusiasmo que se sentía los sábados se fue evaporando al igual que la gente.
Casi siempre se les daba un permiso para que los pacientes pudieran salir de visita a algún lugar junto con sus familiares, yo no podía hacerlo ya que mi madre trabaja jornadas largas en la fábrica de telas para pagar las deudas, desde que papá se fue las cosas se habían puesto difíciles.
El se marcho hace seis años, yo tenía once años y Charlie, mi hermano, cinco años, papá siguió en contacto por un tiempo pero un día las cartas dejaron de llegar, unos meses después supimos que se había casado de nuevo y tenia 2 hijos, desde entonces no hemos vuelto a hablar con el.
Cuando esto paso mamá se vio obligada a salir adelante y no quedarse llorando por un imbécil como el, ella se ha encargado de todo, de la casa, de mi y Charlie.
El aburrimiento reinaba en el hospital, no se escuchaban las risas de los niños y no había tanto movimiento en los pasillos, incluso Dest se había marchado para visitar a sus abuelos y ni siquiera estaban Karen o Allison para molestarlas.
Decidí dar unas vueltas por el hospital para ver si encontraba algo que hacer en el camino y poder entretenerme.
Pude ver a Ruth, ella era una enfermera gordita, con cachetes grandes y una sonrisa encantadora, sus ojos transmitían paz cuando todo era un caos. Ella salía de una de las salas del sector A1 y decidí acercarme para conversar.
Cuando el hospital se baseaba solía charlar o hablar de libros con ella, también me hablaba de su hijo Josh, ella lo adoraba con su alma.
-Hola Zel, ¿cómo estás cariño?- me pregunto cuando me vio acercándome. Zel era el apodo que utilizaban mis amigos para llamarme.
Pude ver como llevaba una caja con instrumentos de música en sus manos, tome la otra caja y decidí acompañarla hasta donde fuera que se dirigiera.
-Bien, algo cansada, sabes que no me gustan los domingos. Este lugar se vuelve un desierto.
-¿Tu mamá no ha podido venir a buscarte otra vez?- me preguntó mientras caminábamos por los pasillos con dibujos que se dirigen al sector D.
El hospital estaba dividido en 4 sectores. El primero era el A1 infantil, allí se encontraban todos los niños, el segundo era el B1 pero este estaba dividido en diferentes zonas según que tan grave era lo que teníamos, este era para los adolescentes, luego estaba el B2 que era para los mayores y por último el sector D, un lugar donde se realizaban distintas actividades.
Este lugar contenía salas de multimedia, de juegos,de música, para dibujar, etc. Fue planeado para aquellos que tenían una estadía prolongada y pudieran pasar el tiempo en días como este.
-No pudo hacerlo, tomó turnos extras- exhale con algo de cansancio.
-Si quieres cariño puedes ayudarme a acomodar todas estas cosas en la sala de música-me dijo haciendo un gesto hacia las cajas que cargamos.
-Porsupuesto, despues de todo no tengo nada más que hacer. Es esto o soportar a la señora Jenkins hablando se sus callos en los pies- hice una cara de asco y sacudí mis hombros fingiendo escalofríos al recordar la tarde en la que esa señora me habló por horas de los dolores que le causaban sus juanetes.
Ruth soltó una sonora carcajada y me indico que entrara por una puerta.
Al ingresar el lugar estaba rodeado de algunas guitarras, un piano y algunos instrumentos de percusión, en un costado había una pequeña seccion de estantes con varios libros y cd's.
-¿Para que tantos instrumentos? por lo que se el profesor de música se había jubilado y las clases estaban en pausa- pregunte mientras caminaba por el lugar mirando todo a mi paso.
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La última canción. (Pausada)
Roman pour AdolescentsPasillos fríos, paredes blancas y un cóctel de medicamentos son plato de cada día para Itzel. Desde que ingresó al hospital su vida se ha sumido en una constante rutina y desesperada por algo de normalidad, intenta hacer los días más ligeros a pe...