1

22 2 0
                                    

20 años más tarde...

~Olivia~

El aire es muy cálido en las noches. La luna ilumina la copa de los arboles a lo lejos y se refleja más allá en la playa. Se siente muy relajante el sonido de las olas junto a la música clásica de Antonio. Miro por sobre mi hombro y lo veo con dos copas en su mano. Hace media sonrisa e indica,  levantando un poco las copas, que es hora de celebrar y le sonrío. Me levanto de la silla y me despido, con una ultima mirada, del paisaje.

Entro a la sala, tan brillante como de costumbre. Me he acostumbrado a está sala en estos últimos 6 meses. Voy a extrañar la vista del balcón por sobre todo.

Antonio me tiende una copa con vino y la acepto, le sonrío cariñosamente y me siento.

-Te gusta mucho ese balcón- dice sentándose junto a mí

-Es una vista preciosa- Apoyé mi cabeza en su hombro

-¿A que hora pasa por ti Emilio?- preguntó seguido de tomar un poco de vino. Miré la hora en mi reloj.

-En 10 minutos ya va a estar llegando- dejé la copa de vino sobre la mesa ratonera.

-Será la primer noche alejados. Eso me pone triste- Dejó la copa él también y me abrazó.

-Lo sé, pero mañana temprano estaré de vuelta, cariño- Antonio suspiró y besó suavemente mi cabeza.

Comencé a jugar con mi alianza. En el fondo iba a extrañarlo un poco a él también. Extrañaría todo el cariño que me dio estos meses. Pero...no hay lugar para el amor en el trabajo.

¿Cómo podría describir mi trabajo de otra forma? Hay comodidades, lujos, viajes y jóvenes atractivos, como Antonio. Con esos ojos café que al mirarte podrían quitarte uno que otro suspiro. Sus rizos perfectos que caen sobre su frente, de color castaño claro. Con esa sonrisa seductora que si no te fijaras bien creerías que es la más inocente del mundo. Tan delicado pero con una presencia imponente. Realmente parece sacado de una telenovela.

Mi mirada se tornó fría mirando el jarrón que estaba enfrente. De pronto el sonido de la bocina me sobresaltó. Antonio se apartó.

-Ya llegó Emilio- confirmó.

-Sí. Será hasta mañana.- Él me besó. Sostenía aún sus manos en mi rostro y sonreía.

-Mi bella Olivia. No veo la hora de ver a este hermoso rostro, entrando a la iglesia, vestida de blanco.- dijo y sonreí

-Eres muy dulce tesoro. Buenas noches- Vi sus ojos brillantes y llenos de esperanzas.

-Buenas noches, cariño. Te estaré esperando por la mañana- Me despidió con un beso delicado en la mano.

Me dirigí hacia afuera, y lo miré una vez más con una pequeña sonrisa. La puerta se cerró detrás de mí.

Respiré y miré a Emilio que reía.

-¿Y a ti qué te pasa?- pregunté seria

-No puedo creer lo buena que eres para esto. ¡Está enamorado! ¿Cómo logras contenerte con la cara de idiota que pone?- Rió fuertemente por lo que procedí a callarlo.

-Sí, no arruines tanto esfuerzo- me mostré molesta y miré hacia la esquina.

Lydia se acercaba. Movía sus estrechas caderas y su cabello platinado. Sentí algo de celos al verla. La mujer de mi padre era bastante hermosa. Sentí que comenzaba a decaer pero sacudí mi cabeza.

En el trabajo no hay lugar para sentimientos, no se extraña ni se cela. Al menos que sean sentimientos fingidos. Una actuación, con eso lo describes todo.

Los Juegos Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora