12-"Los hermanos Le-e"

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~De un lugar que nadie conoce llegaron aquí, al desgastado pueblo del Sur, dos hermanos gemelos.

No se había visto jamás, unos gemelos más idénticos. Pensaban igual, actuaban igual, hablaban igual y hasta caminaban igual.

Uno copia del otro, el otro copia de uno. Tan iguales que ni su madre sabía a quién le puso Le y a quién e.
Pero si sabía por qué les dio ese nombre. Porque era divertido, simple y original.

Se dice que llegaron abandonados, solos y sin otro sitio al que ir. No sabían de dónde venían, ni cómo llegaron aquí, sólo sabían que su madre vendría por ellos.

Y aquí vivieron hasta cumplir la edad suficiente para poder trabajar. Construyeron codo a codo su posada actual. Y si había algo que les gustaba, eso era bromear.
Pintura por aquí, bolsas ruidosas en los asientos por allá. Disfraces por las noches, engaños de identidad por la mañana.

Todo con ellos era muy confuso, casi sin sentido.

Hasta que teniendo, una tarde, su posada terminada. El viento del pueblo sopló, y unas hojas volando vieron pasar los hermanos Le-e.

En persecución, de las hojas, iba una joven, que como Medusa haría, los convirtió en piedra.
Y así se quedaron hasta que se puso la noche. Hasta que pudieron pronunciar dos palabra, al mismo tiempo...
-Es hermosa-
Y fue infortunio haberlo dicho en voz alta, aunque lo hubieran sabido.

Comenzó, por aquella joven, una batalla. Ambos regalaban flores, tantas que ella podría haber sido florista. Regalaban cumplidos, y la divertían tanto que no había segundo en que la joven no fuera feliz.
Y ellos encantados con su sonrisa, se inspiraban cada día. Soñaban tanto con ella que incluso les costaba querer despertar. Y al verla la contemplaban.

Y ¡Ay! De que una tarde casual... que escucharon de una boca que escuchó de otra y de otra... Que la joven se enamoró de uno, pero no sabía de cuál.

Los hermanos desconcertados no sabían qué hacer. Cómo saber quién era. Cómo romperle el corazón a uno sin saber realmente quién era.
Que dilema. Que sufrimiento para estos hermanos que se querían y estaban enamorados de la misma mujer.

Entonces uno dijo...
-Ve y dile tú... -
Pero él otro negó...
-Ve y dile tú... -
Y empezaron a discutir.
-Dile que si no te roba el sueño se mete en ellos...-
-Dile que si no hay sol en el cielo, con ella, igual el día es bello...-
-Dile tú, que tus ojos no son digno de contemplar tanta belleza...-
-Dile tú, hermano, que sólo deseas que repose en tu pecho, de su boca pronunciado, el te quiero -

He hicieron silencio. Estaban igual de enamorados, igual de encantados. Y no podían herirse el uno al otro.

Así que fueron los dos a decirle, si ella quería, estar con ambos, algo que la joven rechazó.
Ya que no se creía capaz de amar a dos personas por igual. Les dijo que lo sentía, ya que si pudiera no se hubiera enamorado de uno, para no dañar al otro. Sin saber quién de los dos era.

Y los hermanos llegaron a la posada...
-¿Quién eres tú?- preguntó uno
-Yo soy tú- respondió el otro
-Yo soy yo y tú eres tú-
-Entonces para qué preguntas-
-Es que cuando te veo me veo-
-Lo sé, ella habrá pensado igual-
-No sabemos de quién se enamoró-
-Quizás de ambos. Al fin y al cabo...-
-Somos iguales...-

Quizás la joven si se enamoró de ambos, y sólo quería estar con uno. Pero lo cierto es que hirió aquella vez a ambos.
Seguían enamorados. Y Se les cayó una lágrima, que dio lugar a otras tantas.

No hacía falta decirlo. Recordaron la promesa de su madre "Un día iré por ustedes".
Tal vez su madre también los amaba a ambos, pero no podía quedarse con los dos.

Aquella noche fue silenciosa, y por el dolor que habrán sentido, cualquiera pensaría que no volverían a sonreír.

Pero a la mañana siguiente el panadero se llevó un tortazo y el señor de la dulcería no supo quien de los dos le ató los cordones de los zapatos.

Y siguieron riendo, como si nada hubiera pasado. Curiosamente conocieron a dos señoritas poco después, y al final terminaron engañándose los 4.

Ambos disfrutaron divertidos el paso del tiempo, pero desde aquel día, quién sabe por qué, no volvieron a remodelar la posada. La dejaron desgastarse junto a ellos. Quien la ve poco después nota el maltrato.
Y muchos creen que es ese, el daño que sienten en su interior.

Lo cierto es que así sucedió hasta el día de hoy, donde el pueblo aún no sabe quién es quien, quién con cuál, quién fue o quién amó más...

Fin.

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⏰ Última actualización: Sep 03, 2019 ⏰

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