Miró desde las grandes ventanas de cristal de la cafetería, buscando a Joel mientras caminaba al interior. – vaya puntualidad. – gruñó el ojiverde caminando hasta su lugar favorito junto a las vidrieras.
Observó el reloj, sus labios se torcieron levemente al notar que Joel llevaba dos minutos de retraso. De pronto, observó el auto del antes mencionado aparcarse frente al establecimiento, Joel vestía de pantalones vaqueros, camiseta negra, unos lindos tennis negros y gafas de sol.
"Ridículo" susurró el menor.
Después de buscar a Erick, Joel caminó hasta él y se sentó mirando hacía todos lados, con un gesto de incomodidad. – me perdí, creí que sería un lugar un poco más grande. – comentó quitando las gafas.
Erick solo rio, se le hacía gracioso los aires de grandeza del chico frente a él. Su risa se vio interrumpida por Karen, la mesera. – Hola, Erick, ¿tomo sus órdenes? – preguntó.
- Hola, Karen, por supuesto, yo quiero un zumo de naranja con cubitos de hielo y una sincronizada con mucho queso. – mordió sus labios, su estómago rechinaba de hambre, ese sonido lo ponía incómodo.
- Yo solo quiero agua. – murmuró Joel sin mirar a la chica. – procura que el vaso esté bien desinfectado, por favor. – ante el comentario, la chica torció sus ojos y miró a Erick con las palabras en su boca "¿Qué rayos con tu amigo?" Erick se encogió de hombros para responder.
La chica salió camino a la cocina, dejando solos a Joel y Erick. - ¿Siempre eres así? – preguntó el menor mirando fijamente a Joel. – ¿Delicado, mamón y payaso?
Solo un gesto de seriedad se reflejó en el rostro del rizado, no le había agradado nada el comentario hecho por el cubano. – no sabes si este lugar cumple todas las medidas de higiene necesarias. – comentó sin más. - ¿Estudiaste los exámenes? – preguntó cambiando el tema.
Erick metió la mano en su mochila y sacó una hoja. – solo pude estudiar el primer examen, me surgieron muchísimas dudas, no creí conveniente seguir avanzando sin antes entender los temas básicos. – puso una sonrisa de oreja a oreja.
- Dime que al menos los revisaste. – preguntó fastidiado. El ojiverde negó bajando la mirada. – bien, iremos más lento de lo que creí. – Erick asintió, Joel sacó su cuaderno de la materia.
- Para ser un chico desesperante y patán, tienes linda letra. – comentó Erick hojeando las notas del más grande.
- Gracias, supongo.
Charlaron por un buen rato, sobre los temas de primer parcial de la materia, Joel era muy bueno explicando y era muy bueno en la materia, claramente era muy buen maestro. Al menos algo positivo sobre él.
Sus pedidos llegaron, Joel tomó el vaso e inspeccionó el agua atravesó del cristal. - ¿Algún bicho, virus o extraterrestre diminuto en tu bebida? – preguntó Erick algo burlón.
- A simple vista, si, lamentablemente no tengo ojos de microscopio, sino, créelo, vería un coctel de bacterias en este vaso.
Erick negó tratando de suprimir su risa. – Joel, seré sincero, eres el capitán del equipo de Lacrosse, eres inteligente, guapo, tienes un lindo cuerpo, en lo superficial, eres el chico perfecto, pero necesitas ser un poco más agradable, no a muchos les gusta un hombre así de delicado.
- Un momento. – interrumpió el mayor. - ¿Eres gay?
Erick tras el comentario enarcó la ceja, pareciendo algo desorientado. – Creí que lo sabías. – susurró.
Joel quedó con ausencia de expresión en su rostro, después sonrió. – No juzgo eso amigo. – tomó agua.
- Al menos no eres homofóbico. – continuó el ojiverde. – creo que tu defecto más grande, es ser rico. – finalizó, una expresión extraña apareció en su rostro, se le estaba ocurriendo una idea.
Levantó la mano para llamar la atención de la mesera, la cual fue enseguida. - ¿Si? – preguntó con lápiz sobre papel.
- ¿Puedes prepararme una hamburguesa con todo, papas fritas y una gaseosa de manzana? – indicó mirando a la chica. – lo mismo para mi amigo.
- Espera, ¿Qué? – replicó el ojimarrón de inmediato.
- Enseguida traigo la orden. – informó la mujer caminando hasta la cocina.
- No comeré nada de eso, Erick. – advirtió Joel. – todas esas grasas saturadas, la carne de origen desconocido.
- Deja de juzgar la comida. – susurró el ojiverde cerrando los cuadernos. – ya estudiamos bastante por hoy.
- ¿Cómo es que nunca te has enfermado comiendo de esa manera? – cuestionó Joel al ver la cara despreocupada del menor.
Erick no respondió hasta que su orden llegó a la mesa, podía decirse que aún podía verse burbujitas del residuo de aceite hirviendo en las papas, lo cual hizo que Joel se cuestionara, ¿Cuándo dejó que un chico dos años menor que él, le obligara a hacer algo contra su voluntad?