NARRADOR OMNISCIENTE
...llamada telefónica con richard...
R: ¿Cómo te va con el señor "ego"
E: Hay algunos problemas que hemos tenido, es buen maestro, pero últimamente ya no nos hemos visto para seguir con los estudios.
R: Eso está súper mal, el examen se acerca cada vez más. No lo fastidiaste o ¿Si?
E: Pasó algo muy raro entre él y yo *risa tímida*
R: Oh, ¿Cómo qué? ¿Problemas con Pimentel? Es un chico problema prácticamente, seguramente debe estar enojado siempre, seguro no debe ser nada raro.
E: Esto fue diferente, sentí una pizca de celos cuando lo vi por última vez, Zabdiel estaba aquí y eso puso malhumorado a Joel.
R: ¿Celos? Pero él no es gay. *dijo serio*
E: Lo sé, lo sé, su noviazgo con ... *mantuvo silencio*
R: Con mi hermana, media hermana, siendo más exactos.
E: En parte estuvo bien que nos dejáramos de ver, ya que yo creo que estoy sintiendo cosas por él, y sé que está mal, porque está con tu hermana y además su vida es perfecta, no quiero confundirlo.
R: Así es, mejor déjalo así, tengo que irme, hablaremos luego.
E: ¿todo bien? – preguntó, pero Richard había colgado – ok.
...fin de llamada telefónica...
...mientras tanto con Joel...
El chico había corrido desde su casa hasta el campo de futbol que se encontraba a kilómetro y medio de su punto de salida, jamás se había preocupado por hacer ejercicio ni salir a trotar en las mañanas, pero creyó que quizá eso le haría pensar un poco las cosas, dejar de tensarse por cosas locas y sin sentido.
Al llegar a los arbustos que dividían el camino con las gradas del campo se detuvo y se inclinó un poco recargando sus palmas sobre las rodillas, tomando aire, se sacó los audífonos y tomó de la botella.
"Lo que haces no funciona" escuchó susurrar a alguien del otro lado de los arbustos. Una voz familiar, pero que no podía deducir de quien era.
"No lo sé, amigo, debiste ver su cara, debiste escuchar como gemía como una perra, Erick está muy enamorado de mi" contestó la otra persona, esa voz si la podía identificar rápido, era Zabdiel.
"No es suficiente" exclamó el misterioso chico. "debes hacer algo mejor que hacerlo gemir como una puta"
"Yo dije perra" contestó riéndose.
Joel parpadeo unas cuantas veces antes de sacudir su cabeza.
- Eres una mierda, Zabdiel. – susurró para sí mismo, quería acercarse, pero un pensamiento pasó por su cabeza, -No te interesa nada de lo que le pase a Colón, es muy su problema-
Joel se alejó y colocó nuevamente sus dispositivos volviendo a correr camino al Cherry Smoothie.
Al entrar al establecimiento se sentó en los bancos individuales frente a la barra, con su aliento agitado, jamás había corrido tanto.
- Hola, Joel. – saludó Karen. - ¿Vienes por Erick?
- ¿Erick? No. – sonrió. – vengo por un licuado verde.
- Esas cosas saben asqueroso. – respondió la chica arrugando su nariz.
- Leí en internet que son muy buenos y muy ricos en vitaminas. – contestó Pimentel.
- Pues solo en eso serán ricos, ¿estás seguro? – lo anotó en la libreta.
- Espero mi licuado. – susurró Joel amenazante.
- Sale una asquerosidad verde en camino. – dijo la chica con sarcasmo. – por cierto, Erick está en aquella mesa. – señaló la chica.
- ¿Erick está aquí? – susurró Pimentel agachando la cabeza.
- No soy un eco Pimentel, no lo repetiré, ¿No vienes por él? – preguntó la chica.
- Estoy tratando de evitarlo. – sus mejillas comenzaron a sonrojarse.
- Y ¿eso?
- Es solo que hice algo muy vergonzoso y Erick lo vio.
- Hay no seas marica, no puedes evitarlo por siempre, además, necesita un amigo, desde hace unos minutos está maldiciendo su celular y está sollozando mucho.
- No es mi problema. – respondió.
- Vamos, no seas patán, ve con él, JOEL PIMENTEL. – Dijo la chica en voz alta el nombre del rizado.
Erick al escuchar el nombre levantó la vista, volteando hasta el lugar de origen de aquel grito.
- Estás muerta, Karen. – gruñó Joel. – me llevas mi licuado. – recordó volteando hasta Erick.
Joel caminó hasta la mesa favorita de Erick y se sentó sin previa invitación.
- ¿Todo bien? – preguntó el rizado.
- Hueles asqueroso. – trató de sonreír.
- Si. – rio. – estuve haciendo ejercicio, tu sabes, salí a correr.
- Eso está bien. – bajó la mirada.
- ¿Algo sucede contigo? – preguntó nuevamente.
- Yo debería preguntarte eso. – reprochó el ojiverde cambiando el tema. - ¿Algo sucede contigo? Ya no me hablas, ¿Qué pasó con el examen?
- Estoy. – sus mejillas ardieron nuevamente. – avergonzado.
- ¿Por qué? – preguntó inocente.
- Tu sabes por qué. – respondió obvio. – el video.
- Oh, si tu video. – dijo Erick riendo.
- Dime que no lo viste. – suplicó Pimentel avergonzado.
- Te lo diría, pero sería mentira, eres un egocéntrico y creído, pero también eres el chico más guapo que he conocido, ¿Crees que me perdería la oportunidad de verte desnudo y pajeándote?
- ¡Erick! – exclamó el rizado evitando la mirada del menor.
- Ya, está bien. – rio. – la carne es débil, Joey.
- No me digas Joey. – susurró Joel aún sin mirar al ojiverde. – justo esto era lo que quería evitar, sentirme totalmente incómodo, pero no vine aquí para que te burles de eso.
- ¿Entonces?
- Me dicen que estás maldiciendo todo y estás triste y esas mi amigo, son de las dos peores emociones que puedes mezclar. ¿Quieres contarme?
- No creo que seamos lo suficientemente cercanos como para que te tenga que contar de mi vida amorosa.
- ¿Es enserio, Brian? Tienes un video porno mío y dices ¿que no somos lo suficientemente cercanos? – exclamó el mexicano sintiéndose ofendido.
- Lo enviaste por error. – susurró.
- No lo sé, quizá quise enviártelo. – reprochó.
- Gemías el nombre de tu novia. – recordó Erick.
- Que gimiera su nombre no significa que quería enviárselo a ella, quizá solo la pensé para excitarme.
- Claro. – dijo en tonó final.
- Claro. – se cruzó de brazos.
Erick miró de reojo a Joel, ¿se había ofendido? ¿enserio? Le dio vueltas al asunto para después tomar una bocanada de aire.