III

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K.N salió de la habitación dejándome ahí, atada y con la rabia consumiéndome. Pensé que ese chico era realmente inteligente, tenía el peor castigo y no solo por estar sola, si no por no saber nada del exterior. Me preguntaba que hacía mi madre y si habrá salido de casa para buscarme, el auto lastimarme de esa forma provocaba que solo buscase salir de ahí de cualquier manera. Pensaba que las cosas no podían ir a peor, pero entonces empecé a escuchar los gritos de la víctima la cual tenían en el sótano, eran desgarradores y se complementaban con las risas de la pandilla. No podía ni taparme los oídos ya que estaba completamente amarrada, solo me quedaba pensar en algo y esperar a que dejase de escuchar esos quejidos.
Se abrió la puerta dejándome ver a un neutral J.H, su mirada era penetrante, pero a mí no me asustaba, sabía que él no estaba de acuerdo con nada de esto. Iba a ser mi salvavidas, la persona que me ayude a salir de aquí.

Decidí hablar, para hacerle saber que él solo era un esclavo comparado a sus compañeros.

—¿Te van a tener aquí toda la semana?—pregunté alzando una ceja y ladeando la cabeza.
—Bueno... Sí, aunque saldré para hacer otras cosas.
—¿Más mandados?—dije perezosamente, le costó reconocer que sí.
—¿Sabes que no puedo darte conversación, verdad? Esto se trata de que cada segundo aquí se te haga eterno.
—Que pena, porque a ti también—mostré una sonrisa maquiavélica.
—No, tengo algunas cosas que puedo hacer aquí...
—¿Relacionadas con el cuaderno?—seguía mirando aquel objeto, quería ver lo que se situaba dentro de él.
—Quizás.
—¿Y tu móvil?—volví a interrogar, dudosa ya que me parecía extraño que no lo utilice.
—Nos lo retira el líder durante la semana, al final de esta lo devuelve—seguía respondiendo, lo que me sorprendía.
—No se fía de vosotros.
—Jiwoo, no pienso hablar más contigo, me estoy jugando la vida así—me miró curvando sus cejas en forma de pena, supongo que pensando en lo preciada que es su vida y fijó la vista al suelo.

~

No tenía ni idea de cuantas horas habían pasado, el pelinegro tomó su palabra y no volvió a hablarme, yo estaba pensando en alguna manera de salir. La habitación no tenía ventanas y la puerta estaba cerrada con llave.
J.H no dudaría en matarme si movía un dedo, obviamente no iba a arriesgar su vida para salvar la mía.

—J.H—le llamé.
—Dime, Jiwoo—el chico llevaba todo el tiempo callado, mirando a un punto fijo sin mostrar ninguna expresión.
—Tengo sed—dije, quizá podía hacer algo en su ausencia.
—Voy a por agua...

Se levantó y me abandonó de nuevo. Al parecer en ese momento trajeron otra víctima ya que volví a escuchar unos gritos, pero esta vez de una chica, lo que me ponía más nerviosa ya que no podía evitar pensar en mi madre.

Miré mis esposas, la llave la tiene J.H, así que si le desmayo golpeándole con algo las puedo coger y desatarme, pero primero tendría que romper las cuerdas que me amarran las piernas y hace que no pueda despegarme del sillón.

Al fin vino, con una botella de agua la cual abrió para darme. Agarró mi mandíbula, pero no como en las películas, las cuales aprietan con fuerza, no, él lo hizo suavemente. Me colocó la boquilla en los labios y bebí.

—¿Más?—preguntó y negué, entonces cerró la botella y volvió a su sitio.

~

Pasó más de media hora, al menos eso calculé. Llamé al chico y me miró esperando mi petición.

—Se me ha dormido el culo, al menos déjame un rato de pie.
—Vale, pero solo un poco y con las manos atadas.
—Entendido—sonreí, mi plan estaba funcionando. Se acercó a mí y quitó las cuerdas que me tenían amarrada al sillón, me levanté y él volvió a sentarse. En ese momento me moví lentamente hacia una lámpara, acerqué mis manos a esta para golpearle en la cabeza, pero entonces, habló.
—¿Sabes? No eres la única que quiere salir—solté el objeto asustada y siguió hablando—no es divertido ver gente morir lentamente... Pero tampoco ser tú el torturado.
—¿Qué haces aquí entonces?—pregunté yo, puede escaparse.
—Si intento huir, ellos me pisarán los talones en menos de lo que canta un gallo.
—Entonces primero acaba con ellos—propuse, es tan fácil hablar... Él es solo uno, pero... ¿Si nos uniésemos?
—Claro, mato a uno y tengo a los demás apuntándome con una pistola a la puta cabeza—se río sarcásticamente, mostrando lo estúpida que le parece la idea.
—Los dos queremos huir—dejé caer, esperando la reacción del pelinegro.
—Tú lo que quieres es matar a todos, pero también a mí.
—No, tú no tienes culpa de ser obligado a hacer esto—alcé los hombros.
—Jiwoo...—soltó en un suspiro y se levantó—te voy a atar de nuevo y bajo a por la cena.

Cogió la cuerda y volvió a unirme a aquel estúpido sofá. Se fue y me quedé de nuevo sola, con gritos y risas de fondo, sentía que yo era la torturada.

J.H volvió, con una pizza en su mano y una sonrisa en su rostro.

—Creo que por hambre no vas a morir—nos reímos los dos y él se agachó frente a mí—te tendré que alimentar como a los niños.
—También puedes desatarme—propuse bromeando.
—Sigue soñando.

Acercó un trozo de la pizza a mí boca y di un mordisco, así hasta comerme cuatro ricos trozos. Él se la terminó.

~

No sé cuánto tiempo había pasado en silencio, sin decir ni una sola palabra, quizá porque la pandilla ya había terminado su horario de tortura y ahora se estaban preparando para ir a dormir, lo que significaba que estaban en el mismo piso que nosotros y si hablábamos se iba a escuchar.

Alguien abrió la puerta, K.T, uno de los más jóvenes.

—Ohh ¿Una víctima especial? ¿Podré probar mis nuevos métodos de tortura con ella?—preguntaba alegre como si de un niño en una tienda de chuches se tratase.
—No, a ella le han condenado de otra forma—contestó firme J.H, mostrándose completamente distinto a como es conmigo, el único momento donde puede ser él mismo y aún así no lo es del todo.
—Que pena, si cambian de opinión quiero ser el primero en torturarla—no aguanté y le escupí en la cara, él se limpió y se agachó, pensé que iba a pegarme un puñetazo por tonta, pero no, agarró mi mentón y se acercó a mí hasta estar a pocos cm de mi rostro—me gusta torturar a las ratitas valientes, son las que más gritan cuando las estás cortando poco a poco...

Anti-Balas|BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora