El bocinazo que anunciaba el fin de la competición invade el pabellón estallando en nuestros tímpanos. Levanto la mirada del suelo y veo como mis padres están de pie abrazados y gritando emocionados. Miro abajo y veo como le dan una medalla a mi hermano pequeño mientras sale de la piscina. Ha ganado otra competición de natación. Nada nuevo. Mis hermanas están irradiando felicidad por mi hermano, como siempre. Tampoco nada nuevo.
Cuando noto que mi familia empieza ha moverse, me levanto y me muevo con ellos con las manos en los bolsillos de mi sudadera. Voy mirando al suelo mientras sigo a mi padre para bajar de las gradas y dirigirnos a los vestuarios para recoger a Luke e irnos a casa para celebrar otra victoria de uno de mis hermanos.
Cuando llegamos a la entrada de los vestuarios veo como mi hermano corre a los brazos abiertos de mi madre y se engancha cual koala a ella.
-¿Has visto lo rápido que he nadado, mami?- le dice.- ¡He ganado! El abuelo estará orgulloso.
-El abuelo estará orgulloso, pero no tanto como nosotros.- le dice mi padre revolviéndole su mojado pelo.
Veo como mis hermanas también le felicitan y salimos del pabellón que albergaba la gran piscina en la que mi hermano solía competir. Nadie me dice nada por no felicitarle, creo que ni se dan cuenta de que estoy aquí. Es totalmente normal eso.
Me subo en la segunda parte trasera del coche de siete plazas de mi familia mientras mis tres hermanos se suben en la primera parte. Mi madre conduce y mi padre de copiloto. Nada fuera de lo normal.
Luke cuenta muy emocionado como ha adelantado a todos sus contrincantes y como lo habían alabado sus compañeros de equipo. Cuenta como el entrenador le ha felicitado y le ha dicho que es el más rápido, que si sigue trabajando así puede llegar a profesional.
Normal, con un dominio del agua de un descendiente de Poseidon es totalmente normal que nade así de rápido y llegue a profesional en tiempo récord.
Al llegar a casa nos bajamos del coche y entramos. Está tal y como la dejamos, no ha habido ningún ataque de monstruo del que preocuparse.
Mi padre propone coger el helado azul de la nevera para celebrarlo y mis hermanos estallan en vítores. Mientras ellos se dirigen a la cocina yo me dirijo a las escaleras para subir a mi habitación. Escucho como mi madre me llama.
-Zöe, vente a al cocina, hija.- me dice.- Si no, no te quedaré helado.
-No me apetece el helado ahora.- le contesté yo sin girarme. Me había quedado quieta, pero no me giré a mirarla.- Ahora mismo no me apetece nada.
Después subo a mi habitación sin darle tiempo a decir nada más.
Mi habitación es la del fondo del pasillo. Cada uno tenemos una y la mía es la del final del pasillo. Soy la única que deja siempre su puerta cerrada, así que al pasar por las puertas de mis hermanos puedo ver sus cuartos.
En el de Luke hay juguetes extendidos por todo el suelo y la cama hecha. Hay un estante con bastantes trofeos y medallas. Todos de natación. Al pasar por el de Sally veo sus premios de karate y judo y la cama sin hacer. Posters de películas de acción y algunos envoltorios tirados por ahí. Por el resto, ordenado totalmente. Al pasar por el de Charlie, veo todos sus diplomas y premios de arquitectura juvenil. También veo todos sus libros perfectamente ordenados en la estantería y la cama parecía estar hecha hasta con regla. Todo ordenadísimo.
Al llegar a mi cuarto abro la puerta y me lo encuentro tal y como lo deje antes de irnos a la competición. La cama está desecha y la pared de la puerta con algunos posters de Green Day e Imagine Dragons. La puerta del armario está abierta y se puede ver un pequeño desorden. Hay cosas tiradas por el suelo.
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I'm lost
FanfictionNuestros semidioses ya se han hecho adultos y han formado cada uno su familia. Los siete de la profecía se dispersaron por Nueva York y se llevan evitando durante años para no poner en peligro a sus queridos hijos. Percy y Annabeth tuvieron cuatro...