Trabajo, trabajo, trabajo.
Escuchaba impacientemente las agujas del reloj, esperando a que llegara la hora de salir, sentía que si continuaba frente a este computador terminaría ciego o teniendo que usar esos lentes similares a la parte de abajo de una botella de vidrio a tan solo mis veinticinco años, tampoco me entretenía mirando hacia afuera, ya que lo único que había era otra oficina de un edificio pegado al nuestro y más encima vacía, donde el polvo podía verse desde acá.
Miré la hora que aparecía en la barra de la pantalla del computador y sonreí.
-Por fin.
Disimulando mi apuro, tomé tranquilamente mis cosas, apagué el pc y me fui. Aunque no sin antes despedirme de mis colegas.
No tengo idea del por qué me apuraba tanto con llegar a casa, si después de todo no había nadie esperándome. Tampoco podía juntarme con algún amigo, ya que no tenía, bueno sí, a JongDae, pero desde que consiguió novio prefiere estar con él. Sin embargo eso no me deprimía.
Hice la misma rutina de todos los días de semana, caminé por las calles llenas de gente caminando y corriendo de un lado para otro, chocando entre sí a veces, niños llorando y mamás enfadas con ellos mientras le gritaban, personas ofreciendo sus productos con un tono de voz tan alto que llegaba a ser molesto, el tráfico bastante más ruidoso, chóferes furiosos, otros simplemente relajados como si nada le importara, esto último era tanto en peatones como en choferes. Parecía que toda la gente siempre estaba apurada, como si no hubiera tiempo para nada y otros, como yo, no estábamos interesados en lo que pasara a nuestro al rededor.
¿Realmente disfrutábamos de la vida?
O sea, sí, era "alguien en la vida", había terminado mis estudios, había llegado la universidad, obtuve un título, incluso ahora trabajo en una oficina donde me pagan bien, tal cual mis padres me pedían desde que era un niño, pero, ¿realmente eso era la felicidad?
Tomé el tren, llegué a casa a media noche después de pasar a comprar unas cuantas cosas para comer y al abrir la puerta murmuré.
-Esto está más vacío que mi corazón.
Sí, para no parecer tan penoso, le agregaba algo de humor a las cosas que decía, incluso me reía de mí mismo, era tan chistoso estar conmigo mismo.
-Ay Sehun, a quién intentas engañar con eso, pff.
Saudí la cabeza sacándome eso de la cabeza.
Cerré la puerta, me dirigí a la cocina para comer, después me duché y me acosté cerca de las dos de la mañana, logrando dormirme de inmediato, mañana a las ocho en punto ya tendría que estar en la oficina.
Monótono, monótono, monótono.
Todo era tan monótono, el mismo camino que tomaba para ir a casa por las tardes, debía volver a tomarlo para ir al trabajo por las mañanas.
Me descuidé por un momento para ver la hora en el reloj de mi muñeca cuando choqué con alguien, era un chico pequeño con cabello negro y no sé más, porque no le presté atención, sin embargo después de disculparme con él, me extendió un folleto, lo recibí, me dio las gracias y siguió su camino.
"Aprende con nosotros el lenguaje de señas"
Fue lo único que leí y arrugué el papel metiéndolo en mi bolsillo, ¿para qué quería eso?
Proseguí caminando cuando choqué con otra persona: una chica.
-Pero qué rayos pasa hoy.
Había dicho aquello en voz baja, tampoco pretendía atacar verbalmente a la chica, era una simple vendedora de alfajores artesanales, compré uno porque sí, nada más por impulsivo y me fui.
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One Shot's [SeBaek]
Fiksi PenggemarConjunto de historias SeBaek. [Sehun & Baekhyun] → También incluye otras parejas a pedido de las lectoras.