Muy buenas, mis curiosos lectores!
Sé que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que decidí compartir mi vida con vosotros, pero necesitaba ese tiempo de desconexión. Un tiempo en el que poder reflexionar y encontrar mi sitio en este mundo. Un tiempo en el que poder centrarme en mi carrera, mis estudios, para así encontrar un ancla que me diera estabilidad. Y lo hice.
En el segundo semestre de universidad conocí a unas chicas que se sentaban detrás de mí en clase. Nos tocó juntas para hacer un trabajo en grupo para una asignatura y, gracias a eso, compartimos muchos momentos y experiencias que nos hicieron unirnos. Gracias a eso, se convirtieron en mis compañeras de piso en mi segundo año de universidad.
Esto ha hecho que nuestra amistad fuera avanzando poco a poco, abriéndonos y ganándonos nuestra confianza según avanzaba el curso. Se puede llegar a pensar que nuestra amistad podría haber llegado hasta este nivel aunque no hubiéramos vivido juntas, pero estoy segura de que no es así. La convivencia reafirma una relación, sea de amistad o de amor. Se viven momentos únicos e irrepetibles y te permite ver facetas de las personas que no verías de ninguna otra forma. Ellas son una parte importante de mi vida ahora mismo. Si no las hubiera conocido, mi vida sería muy diferente a como es ahora.
Así mismo, a mitad del segundo semestre de mi segundo año de universidad, es decir, hace casi 6 meses, llegó a mi vida aquello que llevaba tiempo buscando, aunque me había cansado de hacerlo, ya que daba por hecho que no ocurriría. Llegó a mi vida esa persona que todos queremos encontrar, a esa a la que se le suele llamar "media naranja", esa con la que te sientes completo/a cuando estás con él/ella. Llegó para revolucionar mi vida, pero también para ponerle sentido.
Porque es él el que, en este corto tiempo, ha sabido cómo borrar las cicatrices del pasado. El que ha grabado en mi mente buenos momentos encima de los malos. El que ha querido luchar mis batallas para que yo no saliera herida. El que me saca una sonrisa hasta en mis peores momentos. El que me consiente más que nadie. El que me conoce mejor que nadie, incluso más que yo misma. El que sin darme cuenta se ha convertido en lo mejor que me podría pasar nunca.
Él, simplemente él.
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Querido diario
RandomAquí es donde me desahogaré con vosotros, mis lectores, siempre que pueda. Gracias por leerme.