Démosle un final

205 25 18
                                    

Rin era como una bella muñeca quebradiza, probablemente una matrióska. Esas muñecas rusas que portaban otra dentro de sí, y otra, y otra... hasta llegar al centro.
Esa quebradiza muñeca, había vuelto a ser destrozada.

《La próxima vez que te vea, te mataré》

Por más que deseara ponerle un fin a la triste realidad de la cual no había escapatoria, en el momento donde rompió en llanto frente al adversario, solo quería que él la rescatara.

Quería creer en ese pasado, y poder pretender ser la niña risueña que abundaba en los recuerdos del contrario, incluso si se trataba de un reemplazo, y era solo una de las capas de la muñeca, estaba segura de que eso era lo más cercano a su centro.

Pero, ahora, el anillo que atesoraba, y aquella esperanza sobre un futuro que valiera la pena, estaba quemándose entre las llamas que su soberbia había provocado.

--- ¡Infantil, hombre!. ¡No lograrás tocarme!. ---Gritó burlona hasta los oídos de Len.

Las cosas volvieron a ser como antes.

--- Me encargaré de vengar a cada uno de los hombres que asesinaste.

Qué hipócrita es el ser humano, qué monocromo es el mundo... Es un asco. Todo eso era lo que significaba para Rin, para ella, esa vida no era más que un trozo de excremento que se atravesó por su camino.

¿Por qué corrió con la espada que Miku le entregó, dispuesta a asesinar a Len, si sólo deseaba suplicarle que la rescatara?. La respuesta venía en incontables formas. Todas eran parte de una máscara, y otra de las capas de la muñeca.

Pero, extendiendo sus manos en un vano esfuerzo por salvar ese insignificante trozo de plástico que se deshacía en las llamas, no pudo seguir fingiendo que todo le era irrelevante. Por más cordura que le faltaba, y pese a lo rota que estaba, sus carcajadas a la hora de derramar sangre eran un tipo de llanto. ¿Quién podría salvarla de esa triste realidad?. El desespero intoxicó los ideales que alguna vez escogió.

Su vida era una idiotez, y ella era una idiota, pero de todos modos se aferraba con su alma a las ganas se seguir luchando.

¿Cómo fue que Len descubrió que, incluso atravesando su pecho con la espada, no sería capaz de asesinarla? [Literalmente]
¿Cuándo y cómo descubrió que la flor en su cabello era su fuente de vida, y cualquier atentado en su contra, pondría fin a Rin?.

No le interesaba en lo más mínimo. Quizás se descuidó en plena batalla, dejando el hecho en evidencia, o, tal vez el contrario tenía algún tipo de informante que le proporcionaba datos útiles sobre el enemigo antes de la batalla.

Su mente giraba y giraba. No podía alcanzar el anillo, pero con lágrimas en el rostro, sangre acumulándose en su garganta y sintiendo su cuerpo ser consumido por llamas, era mucho más que un reflejo instintivo lo que le obligaba a extenderse todo lo que podía hacia el anillo que se quemaba lejos de ella.

El ceño fruncido de Len no le dejaba las cosas claras. ¿Qué pensaba de ese momento?, ¿estaba obteniendo finalmente la venganza que deseaba?. Sus dientes estaban apretados, como si los utilizara para forzar a su boca a cerrarse, pues temía dejar escapar un sollozo si titubeaba en algún instante.

Aquella vez, el rubio no fue capaz de arrancarle la vida a Rin, pero le aseguró que en tanto se vieran nuevamente, lo haría.

Estaba cumpliendo su promesa.

Rin fue destrozada por esas palabras entonces. La bestia de las carcajadas salió a la luz nuevamente porque no fue rescatada en su momento más vulnerable.

De todos modos, la rubia no tenía alguna especie de queja, pues, era el momento de su redención, ¿no?. Un escape, o más bien, la salida. Len le daría la salida.

"Nos destruíremos sin saber la solución, aún"

¿Qué hacer más que llorar?.
No había razón para seguir con esa batalla, sin embargo seguían luchando.

Por eso, Rin se aferró con todas las fuerzas restantes a esa miserable vida, a ese patético pasado y el vano futuro que nunca podría ver. Alzó su mano hacia el cielo, pensó en que pronto podría tocarlo... una puñalada más en la flor en su cabello... y su vida finalmente obtuvo un final.

En el mundo monocromo al que pertenecían no existía el amor, por ende, tampoco la tristeza o la alegría. Ese mundo solo era de color rojo, sin rastro de ninguna flor. Entonces... ¿Qué era lo que aguardaba el el corazón de Rin incluso cuando Len la estaba asesinando?. Y ahí lo comprendió... ella... se enamoró de la esperanza que portaba en los ojos de Len. El único color distinto que aún existía en ese mundo. Esa mirada resplandecía de ese modo, porque en ella habitaba amor. Al ser una muñeca, solo podía observar ese bello color celeste con admiración.

Una lágrima, una lágrima amarga. Len la derramó mientras intentaba contenerse. Rin había cerrado sus ojos... Rin había muerto en sus manos...

Dolía como un infierno, pero no se arrepentía de haberlo hecho. Por más que la amara, no podía perdonar sus pecados.

Un desgarrador grito, las lágrimas aumentando y el aroma a sangre que tanto lo atormentaba. Allí terminaban las cosas, pues ya no tenía ningún motivo para seguir peleando.
Nunca podría llegar a tener la convicción de que esa era realmente la persona a la que perdió hace años. Intentaba convencerse de eso, al ver su semblante apacible y ya sin vida.
Ese tipo de anillo no era algo precisamente único o raro en el mundo, pudo tratarse de una coincidencia... no, Len sabía que eso no fue una coincidencia, y por eso sus gritos eran tan desgarradores.

--- Lo siento, Rin.

"Démosle un final".

Fin.

Puta qué sad.

Karakuri Burst || Rin x LenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora