Capítulo 6

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Capítulo 6

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 Si, no lo iba a negar, la salida de amigos que tuvo con ambos pelirrojos le ayudó a relajarse y, sobretodo, olvidar sus recientes problemas con respecto a su familia adoptiva. Le hacía mucha falta esos momento divertidos donde Roy tomaba licor hasta por los codos, conversando estupideces mientras que ella y Wally le hacían la mayor cantidad de preguntas que, al estar el mayor demasiado ebrio, les contestaba sin pelos en la lengua.

 En efecto, también servia como método de interrogación, pero no viene al caso hablar de eso. Lo único importante fue el buen rato que pasaron los tres.

 No obstante, aunque quisiera dejar de pensarlo, aún en su mente estaba la vocecilla que le recordaba con fervor la conversación que todavía tenía pendiente con el petirrojo. Sus inquietas manos hacían bailar a un tembloroso ritmo la cerveza de su vaso, al mismo tiempo que su sonrisa se anchaba con desespero. No quería que llegara la hora, pues estaba segura de que no sabría que decir cuando lo tuviese en frente y con su gesto de espera pero fastidio a la vez.

 Wally la veía de vez en cuando, le sonría y le tomaba de la mano, acariciándole el brazo y besándole la mejilla. Sabía que su novio estaba curioso por conocer que era lo que le agobiaba, después de todo, él siempre quería apoyarla en todo y disminuir sus pesares, sin mediar el tamaño de éste.

 El arquero, por otro lado, gozaba la ocasión y, aprovechando su estado de embriaguez, bromeaba al respecto de ambos y de como al velocista vendrían quitándole su chica. Al pelirrojo menor no le agradaba mucho aquellos comentarios, pero tampoco le daba muchas vueltas al asunto. Rahil se reía, ocultando el nerviosismo ante esas ideas.

- ¿En verdad tienes que irte? - cuestionó Wells, sonriendo en ruego y tanteandole la pierna izquierda, sin quitar los dejes de lujuria en su cara mientras hablaba.

- Wally, de verdad... - siguió negando, sonrojada y devolviéndole la mirada. No entendía porqué le apenaba la insinuación, de todos modos, su "pureza" antes ya se la había entregado al chico que tenía adelante y a una corta edad - ... tengo que irme.

- ¿Porque? - volvió a preguntar, subiendo su mano y jugando con el borde de su camisa, sobando por encima el cuello de ella - ¿tienes algo importante que hacer? puedo acompañarte y luego venimos a mi apartamento...

- Amor, es algo con el murciélago - automáticamente, el pecoso se tensó un poco. Claro, toda persona con sentido común le guardaba miedo mezclado con respeto a su padre adoptivo, era obvio que nadie quería hacerlo esperar o, siquiera, contradecirle en sus ordenes - debo ir antes que se enoje más conmigo.

-... ¿Cuando nos volveremos a ver?

- Lo dices como si pasáramos meses sin vernos... - se burla encantada, ladeando la cabeza y dejando que sus ojos le viesen con ternura. Le gustaba que su chico se preocupara por el tiempo que pasaban juntos e intentara mil y un cosas para que esos instantes fueran inolvidables.

- La última vez duramos casi cuatro días ¡cuatro días! necesito mi dosis de ti - aclaró con exasperación, moviendo los brazos cual alas, colocando hincapié en la petición - no puedo durar tanto tiempo sin verte, cariño...

- Te prometo que la próxima vez te daré algo que te haga aguantar todo ese tiempo - le guiña un ojo pícaramente, cosa que provocó un sacudón en el movido corazón del muchacho. Éste, asintiendo y sonriendo emocionado por el trato, se dispuso a besarla.

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⏰ Última actualización: Sep 20, 2018 ⏰

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Una Confesión Antes de Explotar // JayDick //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora