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Cuando Zack escuchó eso abrió la puerta con rapidez y miró para todos lados afuera, no había nada pero parecía haber ruido en el pasillo.
Estaba en una lucha interna de si salir a investigar o quedarse, después de todo Rachel estaba con él y realmente no quería abandonarla y dejarla sola.
Quién quiera que fuera el tipo que dijo eso volvería así que... Sólo esperaría el momento.

Cerró la puerta y volvió a la habitación para ver como dormía Ray, sonrió podría quedarse toda la noche mirándola pero no se trataba de acosarla ni mucho menos.

Zack volvió a la mini sala y se acostó en el sofá, servía como cama también así que no iba a ser tan incómodo como dormir en el suelo o en un sillón normal. Simplemente agarró una de las cobijas que estaban por ahí y una almohada y se quedó dormido.

Al día siguiente cuando despertó lo primero que hizo fue ver como estaba Ray, al parecer se había levantado antes, escuchó un ruido en el baño y fue a ver, era ella saliendo. Zack suspiró de alivio al ver que estaba bien, después de lo de anoche se estaba volviendo un poco paranoico, ya le bastaba con saber que Daniel estaba vivo y posiblemente listo para esperar el momento adecuado y manipular a Rachel. Zack en verdad no quería nada de eso, sólo quería regresar a los momentos normales donde la pasaba bien con Rachel antes de que sucediera todo esto.

—Buenos días Zack —saludó Rachel mientras iba a la cocina y Zack la seguía.

—Buenos días... —respondió él al ver como en la mesa había comida —¿Tú hiciste eso?

Preguntó con una tremenda curiosidad, no sabía como sentirse... Claro se sentía feliz pero había otro sentimiento adentro, algo imposible de explicar con las palabras correctas.
Ella asintió.

—Lo sien...

—No, no, —Zack negó mientras se acercaba a ella, revolvió su cabello en un gesto de cariño, casi igualando el amor que se daba en un abrazo —estoy feliz... Gracias.

La respuesta que Zack dio fue un ¡boom! para Rachel, sonrió levemente mientras imitaba a Zack sentándose. El desayuno que había hecho no era la gran cosa un par de huevos con tocino y agua de naranja que había guardada por ahí, pero ese lindo gesto bastó para que Zack se sintiera de buen humor. Y es que la sonrisa que tenía en ese momento parecía ser la mejor que Rachel había visto en toda su vida, era imposible no sentirse feliz también.

—¿A qué hora te levantaste? —preguntó Zack matando el silencio.

—Hace dos horas —respondió Ray sin quitar los ojos de su comida.

—¿Por qué?

—Porque cuando vine aquí te vi en el sofá parecía ser incómodo y tenías frío así que te puse otra manta... Y una persona tocó la puerta, pero no abrí.

—Bien hecho Ray —la felicitó Zack mientras pensaba si era el mismo tipo de antes.

Siguieron comiendo, platicando una que otra vez al parecer Ray comenzaba a tenerle confianza pero Zack no esperaba que fuera lo suficiente sentía que faltaba algo pero no estaba seguro de que cosa era, sólo lo sentía. Tenía incluso una preocupación más grande, Daniel.
Estaba seguro que si ella volvía ahí con él no estaría tan segura pero tampoco le podría prohibir algo sin ser nada de ella, incluso siendo algo de Rachel mucho menos podría impedirle hacer cierta cosa.

—Tengo que irme —dijo Ray al terminar de comer pero no se levantó se quedó ahí.

—¿Y?, ¿qué esperas? —preguntó Zack.

—No pienso irme mientras sigas comiendo —ella lo miró, las palabras de Ray le dieron un fuerte golpe en el corazón.

“No pienso irme mientras sigas comiendo...” el corazón de Zack comenzó a latir rápido de tan sólo imaginar que Rachel se preocupa por él. De la expresión de molestia que tenía hace uno momento en su cara apareció una sonrisa tímida.
Zack se apuró a comer y no tardó mucho en terminar, se levantó mirando a Rachel.

—Te acompaño.

—¿Seguro?

Zack asintió, tomó la llave del cuarto y un poco de dinero, Rachel salió junto a él.

—¡Espera un momento! —dijo Zack al recordar lo que había encontrado en la noche, Rachel asintió y se quedó en ese lugar esperando.

Zack volvió a la habitación y comenzó a hacer todo un desorden buscando el papel, cinco minutos después de que lo encontró volvió con Rachel la cual se encontraba mirando fijamente a un lugar.

—¿Ray? —preguntó tratando de llamar su atención —Ray —repitió.

Cuando tocó su hombro ella volteó mirándolo.

—Lo siento... Me perdí en mis pensamientos —respondió.

—¿Qué sucede? —preguntó Zack.

—Alguien me preguntó por ti y me dijo algunas cosas, sólo le dije aue te habías ido.

Zack se sintió como un idiota al haberla dejado sola, por un momento había pasado por su mente que no tenía que dejarla ahí pero no pensó que fuera a suceder algo malo.

—Ray... Quería pedirte un favor —ella asintió —lee esto por favor. —Ray agarró la hoja.

—Esto es una letra diferente a las demás... Es cuestión de tiempo para que te des cuenta, sólo míralo, observalo... Fue lo que pediste, yo te lo envíe.

Zack frunció el ceño el en su vida le había pedido algo a alguien, por lo menos en ese lapso de tiempo que llevaba nunca había pedido nada.
Rachel guardó ella la hoja, Zack la miró confundido.

—Dejame quedarme con esto... Por favor —Zack asintió sin saber el porqué de sus palabras.

—¿A dónde vas a ir?

—Bueno... Tengo que ir con el Doctor Danny —Zack bufó al escuchar ese nombre.

—Yo te llevo.

Rachel asintió y comenzó a caminar junto a ella el camino fue tranquilo. Había silencio pero no era nada incómodo era simplemente silencio.
Cuando llegaron Zack realmente no quería dejar ir a Rachel, ese temor de que el maldito de Danny la manipulara o hiciera algo estaba ahí, creciendo cada vez más.

Un abrazo... Y un beso por parte de Rachel fue la despedida que le dio a Zack. “Nos vemos mañana, en donde siempre.”  Zack no se esperó ninguna de las dos cosas por lo cual fue algo vergonzoso para él.
Caminó de vuelta pensando en las palabras del papel que había leído Rachel en la mañana, pero por más que trataba de pensar no se le ocurría nada.

—Hola Rachel —saludó Danny.

—Hola —saludó Ray.

Danny se levantó y cerró la puerta, volvió a sentarse frente a Rachel, tenía una mirada seria en su cara. Daba miedo, ella lo veía con los mismos ojos de siempre, no podía verlo con otros ojos como cuando estaba con Zack simplemente la diferencia era gigantesca, inigualable.

—Es hora de que hablemos sobre tu amiguito, Zack.

Rachel no se lo esperaba, sujetó su bolsa en donde se encontraba el papel de la mañana, apretaba con tanta fuerza que el papel comenzaba a arrugarse.

—¿Sobre él?

Danny asintió mientras se acomodaba los lentes.

—Hay muchas razones por las cuales hacerlo, Rachel...

—No entiendo... ¿cómo cuáles?

La respuesta de Danny, dejó sin habla a Rachel, dio un suspiro mientras apretaba aún más su bolsa, se levantó de su asiento dejando aún Danny confundido. Sin respuesta alguna a las preguntas de Danny de que se encontraba haciendo, salió de ese lugar sin decir palabra alguna.

Segunda Oportunidad |•Angels Of Death•| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora