Aflicción

270 20 7
                                    

La noticia era impactante, no sabía cuánto tiempo había pasado, estaba de pie en el mismo lugar en que lo dejó Ritsu al correrlo de su apartamento, no se había movido absolutamente para nada, sus músculos estaban rígidos, impidiéndole reaccionar, cuando al fin lo hizo, su ceño se frunció de inmediato, volteó a ver la puerta que tenía a un lado con suma molestia, tocó con el timbre; una, dos, tres... hasta diez veces sin obtener respuesta, incluso pateó aquella puerta para que le abrieran, más un ligero dolor en la parte baja de su abdomen le recordaron que debía tener cuidado con las acciones que realizara, colocó una mano sobre la parte dolorida y momentos más tarde escuchó pasos rápidos acercarse a él, y no, no eran pasos provenientes de dentro del departamento sino fuera de el, giró su rostro y se encontró de frente con un Kirishima molesto.

—Kirishima-san... ¿Qué haces aquí?

—esa es mi línea Takafumi...

—yo... Te dije que venía a ver a Ritsu...

—ya, pero me imagino que ya lo viste, así que vámonos

—no... No puedo

—¿qué dices? ¿No puedes ir conmigo a casa? ¿Qué es lo que te ata a este maldito lugar que no puedes ir con tu amante a casa? ¿O es que has olvidado quién soy yo?

—¡demonios no! Pero, tengo... Algo que hacer y... Es importante

—¿¡y qué es más importante que tu familia?!

—tengo... Que hablar con Masamune...

—¿¡qué?!

—ya te lo dije, es... Importante.

—si, claro, importante— dijo con demasiada molestia y sarcasmo en la voz,

—probablemente es por celos que actúas así, pero no deberías... Puedes... Quedarte si quieres.

—no voy a quedarme y tú tampoco, ¡nos vamos a casa y punto! ¡Lo único que debes hacer ahora es descansar para que nuestro hijo esté bien!— tomando la mano de Yokozawa se giró para ir hacia los elevadores pero encontró el agarre de Yokozawa firme y no pudo moverlo del lugar en el que se  encontraba, volvió su rostro hacia el peliazul, ciertamente no esperaba encontrar tal resistencia y determinación por parte de su pareja.
.
.
.
.
.
Su día había sido pesado, estaba bastante irritado, aquel castaño que le robaba suspiros no había asistido al trabajo y ni siquiera se había comunicado a la oficina para explicar sus motivos para faltar al trabajo, sus compañeros también se extrañaron de aquella extraña actitud por parte del castaño, decidió que hablaría seriamente con el chico  en cuanto  llegara a casa, se encontraba cerca, aquellas dos calles que lo separaban de su edificio las recorrió sin demoras, llegó hasta su piso y no pudo evitar sorprenderse al ver a Kirishima y a Yokozawa parados uno al lado del otro con expresiones ¿serias?... ¿Molestas? No, no era el caso, sus expresiones eran realmente tenebrosas, podía percibir un aura siniestra alrededor de ambos hombres, y cuando le vieron llegar, ambas miradas eran de lo más tétricas.

Se acercó a ambos y sacando la llave de su apartamento quiso abrir, al tiempo que les dirigió un saludo, el cual fue ignorado por ambos, cuando al fin la puerta fue abierta Kirishima se acercó con gran velocidad al azabache, quien al sentir peligro giró, y quedó de frente a Kirishima, éste lo empujó dentro del departamento y sin darle tiempo a nada estampó su puño contra la cara del ojiavellana, el golpe causo un gran impacto, Takano estaba aturdido y se tambaleó hasta caer sentado sobre el piso, solo alcanzó a  colocar una mano sobre el área adolorida y miró con desprecio a Kirishima, una mirada retadora, pero que de nada le valía con el castaño.

—¿¡qué demonios te pasa?!

—me pidieron de favor que te golpeara, no me lo tomes a mal, no es nada personal.

—¿qué? ¿Y quién demonios te pidió eso?

—fui yo,—Yokozawa se acercó al fin a la puerta, su mirada seguía siendo la misma, con el ceño fruncido y molesto, se quitó los zapatos y entró al departamento sin esperar invitación alguna, Kirishima siguió los pasos de su amado hasta llegar a la sala donde se sentaron cómodamente— pero no te quedes ahí tirado, hay algo que quiero decirte.

Takano se levantó del suelo, molesto, cerró la puerta y entró al departamento, se acercó al sillón pero no se sentó,—¿y bien? ¿Qué quieres decirme?

—quiero decirte que... ¡Eres un imbécil! ¡El más grande que haya conocido en mi vida y no creo que haya quien te supere!...

—¿qué estás...— ya se dirigía hacia el ojiazul pero una seña y mirada aterrorizante de Kirishima le hizo quedarse en aquel sitio inmóvil.— si ya lo dijiste entonces supongo que ya puedes largarte.

—no, no he terminado y tú vas a escucharme.

—¿qué piensas hacer si intento largarme yo entonces?

—en ese caso tendré que retenerte aquí yo mismo y créeme, no será grato para ti— comentó Kirishima calmado y como de pasada, viendo que no tenía otra opción decidió quedarse.

—¿sabes? Has estado enamorado de la misma persona diez años y después de lo que pasaste y sufriste en aquel entonces no pensé que...

—¿a qué viene todo esto?

—¡a que eres un imbécil! Ya te lo había dicho ¿o no? ¿O es que te estás volviendo tan viejo que ya tienes alzheimer?

—...

—al menos yo... No esperaba que tú, reaccionarás de esta manera con un embarazo

—tú... ¿Sabías que Onodera...?

—¿qué está embarazado? Sí, lo sabía, pero también sabía que Onodera quería decírtelo de la forma más apropiada, también sabía que él tenía miedo de cómo reaccionarías...

—pero yo...

—y tú dijiste... ¡A mí! Que soy tu amigo... ¡Me dijiste que abortara a mí hijo! ¿Cómo crees que lo tomó él? Si al parecer... A ti no te importa... ¡No pudiste ni siquiera darnos unas palabras de aliento ni ofreciste apoyo! ¡No hiciste nada! ¡Porque eres un maldito cobarde que con el menor de los problemas sales huyendo con el rabo entre las patas!

—Yokozawa yo... Lo siento...

—¡no! ¡No lo sientes! ¡Eres un imbécil! ¡No te creo tus disculpas!  ¡Si a un amigo no puedes ofrecerle ayuda, mucho menos te creo capaz de apoyar a tu pareja y a tu hijo! ¡Yo le apoyaré! ¡Incluso en contra de su voluntad! Incluso... A pesar de que...— realmente había explotado, las emociones mezcladas en su interior apenas le dejaban respirar, no podía más, debía salir de ahí, debía ir a casa, con su pareja, con su hija, quería estar tranquilo pero ahora, se sentía dentro de una gran tormenta .

—¿a pesar de qué... Yokozawa?

—Ritsu...

—¿qué pasa con Ritsu?

—él... Él quiere... ¡Él quiere abortar al bebé!

—¿¡qué?!

—no pongas esa cara, ¡todo esto es tú culpa! ¡Quita esa expresión de tu rostro! ¡No te mereces a ese chico! ¡No te mereces al hijo que puede o no tener! ¡Eres tú quien lo ha orillado a esto! Quita esa cara... No tienes derecho...

Kirishima estaba más que molesto ahora, Yokozawa estaba demasiado sensible ahora y lloraba, frente a Takano, frente a Kirishima.

El castaño lo levantó del sillón y lo ayudó a llegar a la salida, abrazado a él salieron de aquel lugar, la puerta se cerró, y dentro del lugar solo quedó Takano... pálido... paralizado... con una expresión de aflicción y horror en su rostro.

Que Fue Lo Que Pasó!!??Donde viven las historias. Descúbrelo ahora