5.- "El fantasma"

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Un "joven" decidió caminar por las anchas de un parque, era medianoche y el viento corría, azotando las copas de los árboles y causando mucho frío en los transeúntes.

Pero él no lo sentía.

No sabía cómo era tener frío o calor...

No recordaba cómo era estar vivo.

De lo poco que el chico castaño tenía claro, era que había muerto en un accidente de auto –teniendo conocimiento de esto ya que conservaba unos pocos recuerdos no muy nítidos de un auto estrellado contra un camión– hacía ya mucho tiempo.

Pero no recordaba cuánto.

En realidad, no recordaba nada, ni su nombre, ni su edad. Si alguna vez tuvo padres o una familia.

Un día simplemente se dio cuenta de que no estaba con vida, cuando el perro de una chica comenzó a ladrarle, y ella lo regañó diciendo:

"Copito, no hay nada allí, ya cállate" Y a la fuerza se llevó el corgi hacia donde fuera que se dirigieran.

El castaño se dio cuenta de que no lo veían, que era invisible, de que aunque él pudiera ver su reflejo en un espejo, nadie más lo hacía.

Porque estaba muerto.

Y así, con eso en mente, empezó a vagar por las calles de la ciudad, en busca de nada.

O quizás sí.

Él quería respuestas. Quería saber por qué no se había ido de este mundo, ¿no se supone que tendría que estar en el cielo o algún otro lugar fuera de lo terrenal?

"Vaya vida que tengo" Dijo el chico, sus ojos cerrándose por un corto período de tiempo antes de echarse a reír suavemente.

Él ni siquiera estaba vivo.

No tenía recuerdos.

No tenía nada.

Estaba perdido.

Pero eso no duró mucho tiempo, no cuando se topó con cierto chico de ojos grandes, de piel blanquecina y voz un tanto aguda. Llevaba puesto una playera negra y encima un abrigo rojo, además de unos jeans y converse negras.

Algo se le hacía familiar en él.

La emoción de estar reconociendo aspectos de su "vida" pasada le dio el valor de acercarse hasta él, pero se dio cuenta de que no sabía su nombre, ni nada de él. Por lo que sus motivos para acercarse al joven se reducían a un impulso.

Pero nuestro joven castaño se decidió a seguirlo.

"Ya ni siquiera tengo una vida, ¿qué más podría perder?" Se dijo, y así se encaminó a un lado del chico.

Los pasos de este eran suaves y lentos, llenos de parsimonia. Sin embargo, su mirada demostraba totalmente lo contrario. Sus ojos estaban opacos y cansados, algo turbios y en estado de alerta.

El fantasma decidió que lo mejor era dejarlo pasar, no tenía por qué soportar los desesperados intentos de un alma perdida.

Y ni siquiera podía verlo, lo que terminó por remarcar su idea de alejarse y aceptar que nunca descansaría en paz.

Eso fue hasta que el chico giró a su derecha y se adentró en una cafetería.

'Black & White' Leyó el fantasma, dirigiendo su mirada hacia el interior del local.

"Hey, Jongie" Escuchó a una voz femenina llamar a quien había estado siguiendo.

Hey, Jongie...

Estaba seguro de haber dicho eso alguna vez, hace mucho tiempo, cuando estaba vivo.

Una serie de imágenes se reprodujo en su cabeza, las miles de sonrisas que aquel chico esbozaba cuando estaba en su compañía le atacaron. Todas la veces que secó sus lágrimas, y todas las veces que lo abrazó y consoló.

Porque Jongie era un chico asustadizo y especial.

Y entonces lo recordó.

SungJong era su hermano.





Subí esto porque me faltaba poner solo unas cositas en cursiva:( pero no podré actualizar en estas dos semanas.

Eso es todo.

Cambio y fuera~~

El hospital || Infinite.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora