Anécdotas de una luna triste

Inevitable final

Y allí estaba, de espaldas sobre el frío pavimento, se quejaba en silencio de su dolor mientras emanaba sangre de su maltratado cuerpo mientras se lamentaba constantemente de que la persona que en el anonimato mora nunca expresó el sentimiento por el cual su corazón llora.

Agonizaba profundamente, miraba desconcertado al firmamento mientras por su mente se reproducían recuerdos los cuales calmaban un poco de su inmenso dolor. Allí estaba solo, poco a poco desangrado ya que no había ni una sola alma que pudiera estar a su lado para que así no estuviera tan asustado  cuando llegará la hora de que su  esencia se quedara en el pasado.

Sentí tristeza de verlo allí, con el me sentía identificado pues lucia tan confundido y no entendía como en ese lugar había terminado. De repente comenzó a exclamar, repetía constantemente una letra la cual me reservo el declarar, su voz era fuerte pero se comenzó a apagar así como una vela cuando se está a punto de gastar.

Al fin me decidí a acercarme a acompañarlo en ese momento final donde de una vez por todas todo su sufrimiento estaba por finalizar, pero de un momento a otro todo mi ser comenzó a temblar y mi cuerpo se tornaba frío y lleno de miedo e inseguridad ya que no entendía a que se debía este  sentimiento tan fatal, solo para entender que aquella persona que estaba a punto de descansar, era mi alma la cual acababa de dejar este mundo atrás.