El reloj giraba, la lluvia caía y allí estaba ella observándola por la ventana mientras yo la contemplaba. Era tan hermosa y tan encantadora, sus ojos eran profundos como el alma , su pelo era negro como la noche, y su cuerpo era majestuoso, tallado por los ángeles del cielo. Pero, ella era mas que eso, era el motor de mi vida, el motivo de mis alegrías, aquella que en vez de rechazarme por mis demonios bailó con cada uno de ellos. En pocas palabras era mi lucero.
El reloj giraba, la lluvia caía y rara vez ella estaba mirándola por la ventana, casi no podía contemplarla. Su actitud había cambiado, se había vuelto fría como el invierno y en sus ojos so podía encontrar la llama por la cuál cambiaría el mismo cielo, rara vez tomaba el café conmigo y sus besos no eran cálidos como solían ser. Sentí que poco a poco mi lucero iba a perecer.
El reloj giraba, la lluvia caía y ya no estaba con sus ojos en la ventana. Se había ido, sin importar todos los momentos que pasamos juntos, tan solo se fue para no volver. Mi corazón destrozado estaba, cada mañana era un calvario para mi espíritu ya que el vivir era estúpido para mi; me preguntaba por las noches porque lo hiciste si me dijiste que eras mi lucero y mi amor verdadero más tus sombras que en mi habitaban no se molestaban en decirme nada. Sólo para entender que mi lucero apagado estaba.
El reloj giraba, y la lluvia dejó de caer. Sabía que nunca más iba a volver, me tomó tiempo, lo sé, el hecho de que no estarías nunca mas y que esos labios lo cuáles eran el puente entre lo físico y lo espiritual no lo iba a volver a cruzar. Nunca entendí porqué lo hiciste y porque te fuiste. Y me retiré al reflejo de mi alma en el espejo donde al fin me pude ver sin cicatrices ni errores, sólo era yo observándome en mis verdaderos colores y en ese momento entendí que el lucero nunca estuvo en ella, siempre estuvo en mí.
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Anécdotas de una luna triste
PoesíaAnécdotas de una luna triste es una compilación de poemas escritos desde el fondo de mi corazón.