»Chapter 2«

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Baje las escaleras frotando mis ojos, recién levantada, por las mañanas las escaleras parecían hacerse más largas y yo solo quería seguir durmiendo pero no de podía, o bueno, no me dejaban.

Frote mis brazos uno con otro, la mañana era fría, perfecta para dormir.

Entre a la cocina en busca de comida, como siempre la casa estaba en silencio, podría decir que hasta mis latidos eran escuchados, hace mucho me deje de preguntar por las mañanas en donde estarían mis padres, sabía que posiblemente estuviesen haciendo cualquier cosa que consideren más importante que yo, todo es más importante que yo.
Solte un suspiro pesado ante esos pensamientos, cuánto hubiese deseado poder estar en la universidad, seguramente haría amigos, tendría más atención de la que tengo en casa y podría terminar más rápido mi carrera para librarme de una vez por todas de mis padres, sabía que no era fácil, conllevaba tiempo y dedicación, no todo sería perfecto,  sin embargo deseaba más que nada en este mundo poder irme de esta casa.

Sentí un peso en mi espalda y inmediatamente entre en pánico, tome las manos de aquella persona y la tire al suelo, lo que faltaba, un ladrón.
Voltee temorosa, con la respiración agitada.

— ¡Elsa!—Me reclamo la persona en el suelo.
Mire incrédula a Astrid, ella sabía cómo darme buenos sustos.

—¡Casi me da un infarto! ¿En que pensabas?—Le devolví el reclamo con mi ceño fruncido, la rubia rodó los ojos y se levantó murmurando quejidos.

—Queria darte una sorpresa—Argumento la rubia sonriendo inocentemente.

—Valla que me la diste—Solte con una mano en mi pecho.

La ojiazul soltó una carcajada, yo solo negué con desaprobación mientras caminaba hacia el refrigerador en busca de comida.
Saque la jarra que contenía leche, y luego busque el cereal, no tenía ganas de cocinar, no tenía ganas de nada.

Servi el cereal en un tazón y luego verti la leche en él, tome una cuchara y ¡Listo!

Astrid miraba cada uno de mis pasos hacia la encimera, tome asiento en una banqueta dispuesta a comer.

—Bien...—Hablo Astrid—¿Que sucedió?

Mastique con rapidez el cereal en mi boca para poder responder.

—¿Que sucedió con que?—Cuestione con una ceja alzada.

—¿Cómo que con qué?—La rubia camino hasta estar cerca de mi, dió un pequeño brinco y quedó sentada en la encimera de piernas cruzadas—Se que mis tíos ya se enteraron de todo este revuelo.

—¿Tu qué crees que sucedió?

—Pues... Regaños, y más regaños, pero quiero detalles, estoy segura de que todo esto no acabará aquí.—Agache mi rostro al recordar las palabras de mi padre—Anda Elsa, más que primas, somos amigas, me puedes confiar todo.

Apoye mi cabeza sobre mi mano en posición aburrida.

—Ya sabes, me dijo que esto perjudicaría su postulación, su trabajo, todo, me dijo inmadura, estúpida... Nada nuevo—Trate de mis ojos no se aguaran, no quería quedar como una tonta.

Astrid guardo silencio unos segundos y luego me sonrió con pesar.

—Siento que todo esto es mi culpa, yo fui quién las invite a aquel bar, ni me quiero imaginar lo que le sucederá a Tooth, ella y tú fueron las únicas identificadas debido a los puestos de sus padres mientras que yo, solo me lleve un regaño, cuánto lamento todo esto.—Pose mi mano sobre su hombro reconfortandola, no quería hacerla sentir por algo que fue meramente mi culpa, nadie me obligó a nada.

Moм... ι'м ɴoт vιʀԍιɴ [נᴇʟsᴀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora