Moм... ι'м ɴoт vιʀԍιɴ [נᴇʟsᴀ]

»Chapter 6«

Me levanté más temprano de lo normal y me arregle lo más discreto posible, hoy iría a la editorial, y quería ser por lo menos un tanto puntual, aunque Mérida sería quien vendría a buscarme. Trataré de pasar lo más posible desapercibida, no quiero más noticias mías rondando por todo el mundo, aunque se que es prácticamente imposible, la mayoría de medio de comunicación solo están esperando a que yo vuelva a salir para atacarme con preguntas innecesarias para mí, aunque necesarias para ellos.

Temía que al salir me encontrará con una ola de periodistas sedientos de información.

Antes de llegar a la cocina dispuesta a buscar algo de comer escuché unas tenues voces acompañadas con risas discretas, pude distinguir la voz de Olivia, sin embargo la otra persona seguía siendo una incógnita.
Me escondí discretamente buscando no llamar su atención.

— Aveces lo niego para no preocuparlo, pero en el fondo estoy asustada—Escuché decir a aquella desconocida.

—No debes preocuparte, es normal tener miedo, sin embargo estoy segura que todo saldrá bien—Alentó Olivia.

—La verdad es que estoy muy agradecida con los señores Arendelle, todo va saliendo de maravilla, y el dinero cubre todos nuestros gastos.

—Los señores son buenas personas, aunque lo demuestren muy poco—Si, claro, pensé.
Ambas guardaron silencio por un tiempo prolongado, me asome discretamente y observé a Olivia tomando lo cual supongo que es té, acompañada por una chica de cabellos cortos, que no logro ver muy bien ya que se encontraban de espalda.

—Bueno, creo que ya debo irme, le dije a Eugene que no demoraría tanto—Avisó la chica... Un momento ¿Dijo Eugene?, Me asome nuevamente, pude ver cómo la chica daba media vuelta, y ahí pude distinguir la gran barriga, abrí mi boca con sorpresa, ¡Es la esposa de Eugene! Vaya, sí que es hermosa.
Sus cabellos son cortos y castaños, y sus ojos son de un hermoso color esmeralda.

—Me alegra tu visita Punz—Olivia le dió un gran abrazo—No dejes que el testarudo de mi hijo te acobarde—Solto en broma y ambas rieron.

¡Eugene es hijo de Olivia! ¿Como es que no me di cuenta? Esos ojos mieles solo los había visto en Olivia, con sorpresa di un paso hacia atrás, sin percatarme de el gran mueble que se encontraba ahí, una mueca de espanto de dibujo en mi rostro cuando mi espalda chocó con la madera, gire con cuidado mi cabeza y pude notar como uno de los costosos jarrones se tambaleaba desde una de las altas orillas de el mueble.

No por favor, no.

¡Maldición!

Escuché los gritos de espanto de Olivia y la chica al oír como el vidrio impactaba contra el suelo.

—¡Dios mío! Quédate ahí Rapunzel—Ordenó Olivia caminando sigilosamente hacia el lugar donde me encontraba, genial—¿Elsa?

Rei nerviosamente.

—E-eh ¿Hola?

—¿Qué era?—La castaña camino hacia donde nos encontrábamos al notar el silencio, al verme sonrió amablemente—Oh, hola.

Olivia puso sus manos sobre su cadera viéndome acusatoriamente.

—¿Se puede saber qué pasó señorita?—Cuestionó con la mirada fija en mí.

Pues nada, solo espiaba su conversación.

—Pues, venía bajando las escaleras, y me tropecé—Bien, no soy buena mintiendo.

—Nos has pegado un susto muy grande Elsa.

—Ya, disculpa—Hice un puchero y sonreí inocentemente.