«Chapter 3»

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Me encontraba en mi habitación, únicamente mirando hacia la nada, tal vez, solo tal vez, imaginándome mi vida de universitaria, graduandome y siendo un digno orgullo para la familia; solo era una pequeña parte de mi imaginación, pues la realidad era totalmente distinta.

¿Un orgullo? Ja, resulta que ahora había quedado como la alcohólica de la familia.

Cinco días habían pasado desde la visita de Astrid, mi prima, desde aquel día no he vuelto a salir de la mansión, simplemente me he limitado a sumirme en aburrimiento, mi padre prohibió mi salida de la mansión, lo cual es algo ilógico, ya que ¿Como buscaré respuestas estando encerrada en mi habitación? Ay, padres, quien los entiende. Pero bueno, no es como que si yo estuviese tan animada de buscar a aquel desconocido, así que esa situación resultaba muy a mi favor, solo esperaba, y deseaba con toda mi alma que olvidará aquel desliz y que todo volviese a ser como antes, cada uno en su monotonía.

Por otro lado una gran parte de mi deseaba ir a la editorial de aquella revista que se encargó de destruir mi imagen y incendiarla, torturar a cada persona que se encargó de tomarme aquellas fotos, sin embargo, no eran más que pensamientos egoístas y inmaduros, porque ¿Que culpa tenían ellos?, Si fui yo quien decidió ir a aquel lugar, fui yo la que decidió acostarse con el desconocido, y odiaba que toda la culpa recargara sobre mi.

Porque sería sincera, no era más que una adolescente estúpida y ingenua que ahora estaba atada a hacer algo que realmente no quería, solo por el simple hecho de sentir culpa, odiaba que mi padre me hiciera sentir como que si fingir un noviazgo fuese mi obligación únicamente para proteger su imagen, y realmente yo no quería hacerlo, no importase que aquel desconocido fuese un dios griego o la reencarnación de un ángel, eso me importaba una mierda, porque mi dignidad en estos instantes estaba en los suelos, y digamos que el que aquel tipo fuese un completo estúpido al abandonarme en la cama de un motel dice mucho de él.

Sin embargo los pocos recuerdos que me abundaban me decían que era el ser más caballeroso de el planeta, ¿Que tan ilusa podía ser?, Pues mis pensamientos no demostraban más que el que yo soy una completa ilusa, y ahora me sentía obligada a buscar al que mi primera vez tomó.

En ese instante cerré mis ojos, y como si mi mente tratase de torturarme, sus ojos cafés se reflejaron como el más hermoso recuerdo que mi mente abarco, y he de admitir que aunque sea en mi mente, eran simples y hermosos, tan expresivos que una sola mirada parecía hablar más que él, abrí mis ojos de golpe, ¡Recordé sus ojos!
Una tonta sonrisa se dibujo en mi rostro por alguna extraña razón.

¡Oh diablos! No pensaste eso, Arendelle.

Puede que sí lo haya pensado.

Admitiré que si lo pensé, ¿Nunca han leído aquellas historias románticas en las que la protagonista cree odiar al chico pero todo es temporal porque se terminan amando? ¿O aquellas en la que las obligan a casarse y al final se aman más que sí mismos? Pues justas historias pasaron por mi mente, y me sentí como una colegiala con las expectativas por las nubes, no negare que la idea no era para nada mala, sin embargo por lo que era ahora, lo odiaba con todo mi ser.

El tono de llamada entrante resonó en mi habitación sacándome de mis sumidos pensamientos, rodé los ojos fastidiada, ¿Quien busca joder en estos momentos?, Realmente no me preocupaba el contestar.

Cinco minutos, cinco jodidos minutos pasaron y aquella fastidiosa persona parecía no tener nada mejor que hacer porque el celular seguía sonando.

"¿Qué tal si es el chico de las fotos?" Ante ese pensamiento mis músculos parecieron activarse automáticamente en busca de mi celular. Bendita conciencia.

Me levanté de golpe de la cama tropezando y callendo de cara en el suelo, evadi el dolor con tal de alcanzar a contestar la llamada, y así lo hice.
Mis esperanzas aumentaron al ver que era un número desconocido.

Moм... ι'м ɴoт vιʀԍιɴ [נᴇʟsᴀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora